3. LA PREHISTORIA DE MI VIDA

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Ese niño me había salvado de un momento bastante turbio. Digo "bastante" y no "muy" porque he vivido experiencias mucho peores que aquella.

-¡Suéltame! ¡Qué haces! Necesitamos esos dibujos-dijo frenético su compañero.

-No le haremos daño. No se puede defender. ¿Es que no lo ves?

-¿Estás loco? A nadie le importa lo que le ocurra. Los de la aldea dicen que es peligrosa.

-Lo dicen porque ellos no comprenden lo que es que te juzgen por algo que no hiciste. Ellos, a pesar de ser adultos, no tienen suficiente responsabilidad como para manejar algo que no comprenden.

-¡Ah! ¡¿Qué tú lo entiendes entonces?!

-No, pero me gustaría hacerlo. Debe de ser doloroso que la gente te ignore y te tema, ¿no es así? La soledad es muy dura, Graham-miró furioso a su amigo y me lanzó una sonrisa tranquilizadora y llena de empatía. Estaba esperando una respuesta pero yo no sabía qué decir ante tal situación. Graham tenía razón; a nadie le importa que desaparezca la basura. Si no la echan fuera ellos mismos, no es por otra cosa que por pereza.

O porque aún pueden reciclar algo de ella.

Bajé la cabeza, sonrojada.

El niño de pecas estaba irritado.
-Haz lo que te dé la gana, niño mimado- dijo mientras descendía colina abajo-Como siempre haces...

El niño de ojos verdes me tendió la mano.

-Vámonos de aquí, ya es tarde.

-Sam, si estás conmigo no haré otra cosa que darte problemas...-murmuré, avergonzada.

-Te dije que te protegería, si no estuviese contigo, me causarías más problemas porque andarías metiéndote en líos y yo no podría saber donde estás para ir a ayudarte, milady.

Sonrió, como siempre. Su falsa sonrisa escondía sufrimiento. Ambos lo sabíamos pero ese dulce gesto me hacía sentir segura. Con él era niña, todavía.

Mi yo del pasado se alejaba de la mano del pequeño Sam...

Los recuerdos eran tan profundos y estaban tan enterrados en mi interior que al sacarlos, arrancaron consigo unas cuantas gotas que recorrían mis mejillas sonrosadas. Pronto empezaría a llover y lo que ahora salía descontroladamente de mis ojos, más tarde se borraría con la furia del cielo. La tierra comenzó a temblar bajo mis pies. Una nueva etapa de mi historia estaba por comenzar. Esto solo era un prólogo de mi infancia.

Cuando me di cuenta, estaba de nuevo en el sendero por el que me había mandado ir Sam, el Sam del presente.

Un misterio menos. Sam era un amigo de infancia.

Y yo... Tenía una peligrosa y extraña habilidad.

¿Qué era eso que todos temían de mí ?- ¿Cómo perdí la memoria?- ¿Por qué Sam me defendía?- ¿Quiénes fueron los que provocaron la explosión en aquel barrio y por qué me perseguían?...

El cielo se comenzó a cubrir de nubes grises. Me gritaban que se avecinaba una tormenta que pondría mi futuro en un caos.

El destino es algo que no controlamos. Yo nunca he creído en él. Es como la suerte y los unicornios, o como la felicidad eterna. Son solo patrañas de cuentos de hadas.

Recuerdos De Fuego ©  [#AristaAwards2018] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora