Como cenizas al viento

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-"Emma Swan, desapareció sin dejar rastro hace cinco años saliendo de su escuela, nadie vio nada, nadie escuchó nada, simplemente se esfumó y cinco años después sigue sin haber respuestas sobre su paradero, nunca se halló un cuerpo, no hubo petición de rescate a pesar de que los Swan son una de las familias más influyentes de la ciudad"

-Conozco bien el caso Swan, su padre es amigo mío, por desgracia es un callejón sin salida, no hay prueba alguna de lo que sucedió y demasiadas hipótesis de lo que pudo suceder, es un quebradero de cabeza ¿Por qué lo has recuperado?

-"Quiero resolverlo, quiero encargarme de este caso, encontrar a esa niña, ya es hora de dar respuestas"

-No creo que sea buena idea, ya te he dicho que es un quebradero de cabeza, no hay por dónde cogerlo.

-"Tengo una corazonada, creo que con el tiempo cosas que en su momento no tenían importancia pueden volverse una pista, creo que puedo resolverlo"

El director miró a su agente, su tenacidad era admirable y, si estaba ocupada en ese caso, no se metería en problemas ni arriesgaría operaciones de mayor calibre, quizás buscar a Emma Swan la ayudaría a reencontrarse consigo misma y dejar atrás el pasado que la estaba destrozando.

-Está bien Regina, tienes carta blanca, investiga el caso de Emma Swan y mantenme informado. ¿Necesitas que te asigne a alguien para ayudarte?

-"Sola estoy bien, además siempre puedo contar con el friky del archivo"

-Entonces de corazón, espero que tengas suerte donde otros fracasaron.

Con el consentimiento de su jefe para seguir su intuición, Regina bajó a los archivos para recoger toda la información posible sobre Emma y su desaparición. Pronto se dio cuenta de que efectivamente no había mucho que recoger, algunas transcripciones de interrogatorios, algunas actitudes sospechosas pero en general nada sólido, nada que le guiara por dónde empezar a buscar.

Se marchó a su casa para leer todo lo que había recogido, por primera vez en tres años no paraba en un bar para beber hasta perder el sentido de la realidad, puesto que necesitaba estar despejada y despierta, cualquier detalle pequeño que se escapase hacia cinco años ella debería encontrarlo y así estar más cerca de descubrir qué había pasado con Emma Swan.

Sin darse cuenta se le hicieron las tres de la mañana, escrutando minuciosamente todos los escritos sin tener nada claro, sin saber cómo continuar la investigación.

Se acostó completamente agotada, decidiendo antes de dormirse que repetiría los interrogatorios, buscaría a los pocos testigos que conocían a Emma y esperaba que, cinco años más tarde, pudiesen dar un poco de luz a ese caso infernal, sin pies ni cabeza, una niña desaparece y se convierte en ceniza al viento, se esfuma sin más, sin dejar rastro.

Se quedó dormida sin pensar en nada, por primera vez en años no lloró hasta desvanecerse pues el agotamiento de la investigación no le permitió pararse a recordar el pasado que tanto le dolía. Durmió sin sueños, sin pesadillas, sin recuerdos, durmió profundamente por primera vez en tres largos años.

A la mañana siguiente se despertó descansada y de un extraño buen humor, la ausencia de resaca al no haber bebido por estar trabajando la ayudó a incorporarse rápidamente y meterse en la ducha con celeridad, tenía trabajo que hacer, tenía a una niña desaparecida que encontrar.

Se adecentó rápidamente y se dirigió a la oficina, necesitaba encontrar a una persona, la compañera de clase y amiga de Emma, Ruby Lucas. La única a la que se interrogó con más ahínco pues fue ella la última en ver a la muchacha antes de desaparecer.

Caso abiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora