Three

316 13 5
                                    

—¿Vas a salir con Sofía? –pregunto Camila mientras me veía arreglarme.

—Sí, solo vamos a dar un paseo.

—Por supuesto –dijo sonriendo.

—Pues sí, llevas burlándote desde que nos conocimos hace un mes.

—Pues hace un mes que no se despegan amigo –rio —te dije que se llevarían bien y tuve razón.

—Pues si, eso te lo concedo.

—Me gustas para ella –sonrió.

—Y a mi me gusta ella –reí.

—Si lo se estúpido –bufo —a lo que me refiero es a que me gusta que seas tú quien la hace feliz –me abrazo.

—A mi me gusta hacerla feliz –sonreí.

—Espero siga siendo así –bromeó —ahora vete o llegaras tarde Romeo.

—Ya para con las bromas.

—¡Oh! Aun no haz visto ni escuchado nada –se rio —espera a que se entere Héctor.

—¿Por qué lo dices?

—Ese será peor que conocer a su padre en persona –soltó una carcajada.

—Lo dices solo para molestar.

—Créeme que no, ya lo veras tu mismo, voy a abrir la puerta.

—Aun no tocan el timbre.

—Lo hará pronto –en eso sonó el timbre —¡te dije!

—Eres bruja.

—Solo conozco muy bien a mi gente –se encogió de hombros y fue a abrir la puerta.

—En un minuto estoy listo -grite desde el segundo piso.

—¿Listo para que? –dijo Héctor apareciendo en mi puerta.

—Hablando del rey de Roma –dijo Camila apareciendo detrás de el.

—¡Héctor! ¿Qué haces aquí?

—Vine a buscar a la Cami para que me ayude con Otto.

—¡Otra vez! –Reclamo mi amiga —de una vez llévalo al veterinario Bellerin, no puedo estar todo el tiempo ayudándote.

—Ya no nos quieres –se hizo el ofendido.

—Si los quiero estúpido –lo golpeó —pero tu novia nueva me mira feo cada vez que voy a tu casa, ella me odia.

—No digas tonterías –la abrazó —bueno ahora si Chambers cuéntame dónde vas.

—Voy a salir a dar un paseo -dije nervioso.

—¿Dónde?...

—¡Ahora si tocan la puerta! –grito Camila arrancando.

—¡Vas a una cita! –me apunto Héctor —quien es la afortunada ¿o debería decir desafortunada?

—Es solo un paseo Bellerin.

—¡Camila retenla yo quiero conocerla! –dijo saliendo por la puerta y yo detrás de él muerto de vergüenza.

—¡Héctor cállate!

—Esto es algo que... ¡Sofía, que haces aquí! –Me miró enojado —¿qué hace mi inocente amiga aquí?

—Vino a verme a mí –dijo Camila.

—¡Mentira, me están mintiendo! Sofía vete a tu casa.

—¡Héctor! Compórtate –lo regaño Sofía.

Mi VecinaWhere stories live. Discover now