Dia 135. Resultado.

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Isabella sonrió al ver el acto tan posesivo de su cuñado mientras salía del consultorio con su pareja. Cuando la puerta se cerró, ella abrió casi todos los cajones del escritorio en busca de su celular, tenía que contarle a JJ que iban a ser tíos.

El camino a casa fue extraño, al menos para Beka, por más que le hablo a Yuri éste parecía perdido por completo en su mundo, sabía que había algo con él, pero seguramente no se lo contaría hasta que estuvieran solos pues no le gustaba mucho que la...

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El camino a casa fue extraño, al menos para Beka, por más que le hablo a Yuri éste parecía perdido por completo en su mundo, sabía que había algo con él, pero seguramente no se lo contaría hasta que estuvieran solos pues no le gustaba mucho que la gente supiera lo que tenía.

En cuanto cruzaron la puerta del departamento, Yuri se sentó en el sillón y suspiro viendo a la nada, cómo si se estuviera resignando a algo.

— ¿Qué pasa? —preguntó finalmente al sentarse a su lado.

El felino lo vio, algo sorprendido, pues parecía no haberse dado cuenta de su presencia antes.

—Lo siento —suspiro y se encogió, abrazándose a si mismo—. Tantos problemas... ¿qué clase de omega soy?

—El mío —dijo extendiendo un brazo para rodearle muy despacio—. ¿Qué te aflige?

Yuri se dejó atraer, escondiéndose en el pecho de Beka, pero sin corresponder al gesto.

—No quiero perder al bebé.

Al bebé, esas dos palabras retumbaron en su cabeza haciéndole pensar que tan importante era todo eso para Yuri.

—Quiero tenerlo, Beka...

Sonrió y beso su cabeza, atrayéndole mejor para acomodarlo sobre su regazo, mimándolo entre sus brazos.

—Lo tendrás, vamos a seguir todo lo que Bells nos diga y el bebé estará bien, ¿de acuerdo?

Suspiro y alzó la mirada, observando el rostro dulce de su esposo, había notado que sólo con él ponía esa expresión tan linda.

— ¿Que eres, Otabek Altin?

—Tu pareja, un placer.

Yuri se rió, se sentía mejor, reconfortado de alguna forma por donde estaba y por sus respuestas.

— ¿Debería llamar a mis padres para contarles?

—Mejor invítalos a cenar y les decimos de frente.

—Buena idea, pero tú cocinas.

Otabek sonrió y beso sus hombros, bajando por sus clavículas hasta el pequeño hueco en la base del cuello, Yuri se sonrojó y sonrío ampliamente.

—Les llamaré entonces...

La frase quedó inconclusa cuando escucharon el timbre y los golpes en la puerta. Ambos intercambiaron una mirada y Beka se puso de pie, bajando a Yuri al sillón.

—Puede que sean adivinos —le dijo con el rostro serio pero provocando una sonrisa divertida en su omega.

Se acercó a la puerta y se asomó por la mirilla, distinguiendo a sus suegros que llevaban una canasta y una bolsa enorme del supermercado.
Abrió la puerta y les vio con una media sonrisa, haciéndose a un lado para que pasaran.

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