13. Encuentros 🔞

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—Cariño. ¿Qué haces? —Lo ignoro— Rachel, ¿Qué sucede? ¿Estás bien?

Termino de colocar mis zapatos y me alejo al ver que se acerca... Ni si quiera puedo mirarlo a la cara, duele pensar que lo que Amy dice sea verdad, me lastima. Ha dicho muchas veces que le gusto por cómo soy. ¿Mintió? ¿Si le gusto solo por parecerme a su dichosa ex?

Mierda...
La idea me asquea.

Mark posa una mano en mi espalda haciendo que me queje ante su caricia. Quisiera preguntarle, que me diga que no es cierto. Pero ahora no, no puedo.

—No, Mark —me alejo.

— ¿Qué está mal, Rachel? —Pregunta, sus ojos están llenos de intriga y pánico.

—Todo está mal —murmuro, tratando de salir de la habitación, pero él toma mi mano, impidiéndolo—. Déjame ir.

—No hasta que me des una explicación.

— Tú eres el que debe una explicación y a ti mismo.

—¿De qué hablas?

—¡De Samantha! —exclamo intentando controlar el tono tormentoso de mi voz, me sorprendo al ver la expresión fresca y serena que revolotea a través del rostro de Mark.

— ¿Quién te ha contado sobre ella? No, lo más importante, ¿Qué te han contado para que estés así?

—Déjame. ¡Joder! Quiero irme —hablo avergonzada y molesta. Sí, maldita sea, estoy molesta, por la situación, por Mark, por todo.

Aunque deseo confiar en él, el hecho de decepcionarme de nuevo por alguien que creí diferente, me hace crear aquella coraza llena de rabia y frustración.

—Está bien, dejaré que te vayas —accede—, pero antes hablaremos de lo que sucede.

—Ahora no puedo hablar, no quiero...

— Entonces esperamos hasta que quieras, amor.

—No soy tu amor —exclamo dolida, al imaginar que en realidad Samantha lo es.

— Lo eres y eso no está en discusión.

Sin perder detalle de lo que pasa, va la cama y se sienta dando golpecitos a un lado para que me siente junto a él.

—Estoy bien aquí —lejos donde puedo pensar con más claridad.

—Te escucho.

— ¿Me parezco a Samantha? Es por eso que te fijaste en mí —La sola formulación de esa pregunta me lastima, aún más al temer que su respuesta sea afirmativa.

—Hay rasgos similares, sí —juntas sus cejas, incrédulo—, ¿Pero fijarme por eso en ti? Por Dios, Rachel...

—Tiene un poco de lógica —admito al vincular la versión de Dylan con su sincera respuesta.

— No, no la tiene.

— ¿Coincidencia que Mishell y yo nos parezcamos a ella?

Continúo mis preguntas y esta vez, ante la mención de su última ex, la expresión de sus ojos se endurece.

— Por supuesto, ha sido Mishell. Debí saberlo.

—No sé qué creer —no soy capaz de controlar las profundidades de mis pensamientos, y es que, ya ni siquiera trata de Mark, si no de mí y la poca confianza que sin darme cuenta me he tenido este tiempo—, Dijiste que te gusté desde el primer ¿fue porque te recordé a...?

—Rachel, podrías tener el jodido cabello rosa con verde y aun así me hubieses encantado —habla con solemnidad, mientras se pone de pie acercándose e instintivamente retrocedo—. Odio que te alejes de mí.

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