2. Hola mami, ¡estoy en casa!

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Me senté con la vista fija a un árbol frondoso que permitía que pequeños rayitos de sol sobresalieran de este. Imaginé cosas, aunque solía hacerlo... siempre.

Me gustaba idear mi vida rodeada de personas que no sólo notaran mis defectos físicos, sino que también se interesaran por saber cómo es mi personalidad. Me importaba que alguien se fijara en mí. Siempre estuve a la vista, el problema es que nadie me veía o notaba. Era Visiblemente invisible.
Aunque... no me gusta llamar la atención pero quería saber, experimentar, tener amigos o alguien en quien confiar, con las cuáles planear salidas pero no cualquier salida, quería planes que de verdad me motivaran a levantarme de la cama y salir de casa, aún sabiendo que muy pocas cosas hacían que dejara mi casa luego de llegar de clases. Era una simple rutina que sin embargo significaba pero a la vez, no. En fin... era algo que nunca había tenido en mi vida por parte de personas que no fueran mi familia, tal como “atención” aunque tampoco es que quisiera tener mucho de eso, pero como dije, experimentar no estaría mal.

Sonó el timbre que indicaba que ya debía entrar a mi próxima clase, no veía la hora de salir, quería llegar a casa, acostarme y olvidarme del mundo. Pero no, por desgracia aún seguía aquí. Me gustaba estudiar pero sufría de pereza extrema.

Me levanté y comencé a caminar hasta el salón, muchas miradas en mí y a la vez notaba cómo murmuraban. Ya estaba acostumbrada a esto, ya no me afectaba, sin embargo nunca olvidaré los nombres específicos de las personas que me hacían bullying las cuales dejaron de hacerlo cuando notaron que ya me daba igual. Aunque aún hablan a mis espaldas y se ríen pero... no me importa.

Así transcurrió el día, entrar y salir de clases, tan aburrida y sola cómo siempre pero... me sentía bien estando así, no necesitaba a nadie para sentirme bien, ¿qué más pedir? tenía a mamá, Cony y Mathias.
Con ellos me bastaba, aunque estando en casa no paso tanto tiempo con ellos, simplemente me la pasaba en mi habitación... escuchando música, leyendo, comiendo, durmiendo y en ocaciones jugaba con Tyrone en su consola o sin ella, consintiendo a Mathias o conversando con mamá.

En fin.. así pasaba mi día a día me sentía bien, no necesitaba nada.

Llegué a casa... sola, saliendo de la preparatoria Cony me dijo que iría a la casa de Carlos, yo ya sabía lo que debía hacer al llegar, decirle a mamá para que no se preocupara.
Carlos había sido su mejor amigo de toda la vida, hacían todo juntos, a veces pienso que cuando eran pequeños también se acompañaban en el baño para hacer del dos. Sí, algo asqueroso, lo sé, pero era yo y mi mente que muchas veces se pasaba, pensaba bastantes pendejadas en realidad... siempre lo hacía y me reía de mis mismos chistes que a casi nadie le causaban risa, sólo... ¿a mi? Sí, creo que sólo a mí.

Fui a la sala de estar, eran las 4:30p.m. probablemente mamá estaría ahí viendo sus programas de cocina.

Efectivamente, no me equivocaba, mamá amaba la cocina todo lo contrario a mí, yo no me la llevaba bien con ella.

—Hola mami, ¡estoy en casa! —Siempre la había llamado mami me gustaba decirle así.

—Hola hijita, así no se le saluda a tu madre, ven aquí y dame un beso, deja de ser tan fría y expresale un poco de amor a la mujer que te tuvo mueve meses en su barriga.

Me reí...

—Mami aveces eres tan dramática que me causa risa.

Le di un beso a las cansadas, ella me atrajo a sus brazos y le extendí los míos. Luego me solté de su agarre, ya era mucha dulzura para mí.

—¿Todo bien? ¿en dónde está Tyrone? —Preguntó mi madre.

—Se fue con Carlos a su casa, dijo que volvería en la noche que no te preocuparas.

—Aveces pienso que tu hermano se casará con su mejor amigo, hacen todo juntos.

Eso me causo mucha risa, al parecer no sólo yo notaba la cercanía que tenían esos dos, pareciera como si los hubiesen separado al nacer.
Pero no, mi hermano era heterosexual no se fijaría en su amigo.

Me reí hasta sentir un dolor en el estómago, no podía parar, pronto me calmé y limpié mi cara, mis ojos habían brotado algunas lágrimas.

—Mami en ocasiones he llegado a pensar lo mismo, pero luego recuerdo como voltea a mirar a las chicas y me olvido de lo pensado.
Reímos..

—¿En dónde está Mathias?

—Lo deje en su cuarto hace... -mira su reloj- ... hace exactamente 40 minutos, está dormido, no lo despiertes.

—Bueno, quería jugar con él, pero... no importa.

Fui al cuarto de Mathi besé su frente y entré a mi cuarto... que bien se sentía estar en el. Donde nadie puede molestarme, o sí, pero no lo hacían; a excepción de Cony que le encantaba hacerme enojar, era como música para sus oídos.

∞∞∞

Sin identidad.

Visiblemente invisible. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora