Fiesta de alto nivel

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4 de febrero del 2017

El tráfico de armas es un negocio de 1,2 millones de euros; lo difícil es el reparto de las mismas y que desde luego, lleguen a manos de quienes las han solicitado, para esto es necesario conocer a fondo los tratados internacionales y tener una logística lo suficiente buena para pasar inadvertido.

Ana Paula Batres y Renzo Cábula se habían hecho de buena fama traficando armas y drogas, así como también siendo "empresarios". Su corporación con sede en Miami, una fachada más bien, llamada Cábula & Batres Enterprise; suplía armamento al mismo ejercito de los Estados Unidos, sí, ya sabemos que es un país fabricante, pero sus enemigos y la demanda que existe por parte del Pentágono tras las guerras iniciadas en Irak y Afganistán después del 9/11, le dio acceso a las pequeñas empresas durante la administración Bush, más bien diría yo, un estímulo para vender al Federal Bureau of Operations.

La necesidad de combatir a los grupos islámicos y de apoyar a ejércitos amigos, hizo que muchos, entre ellos, los jóvenes armamentistas Batres y Cábula hicieran una carrera como pequeños distribuidores que poco a poco fueron creciendo hasta hacerse un nombre dentro del mundo de las armas. Y no sólo eso, lograron conseguir un socio europeo de quien realmente poco sabían, lo cierto es que este tipo era dueño de una empresa subvencionada por la misma Unión Europea, dedicada por supuesto al negocio de venta de armas en Oriente Medio, mercadería que provenía de los restos de la guerra fría —Europa Central—: Croacia, Bosnia, Bulgaria, Rumania, entre otros.

En fin, los Estados Unidos de Norteamérica tenía un nuevo presidente, uno con ganas de tener a sus pies a los mejores traficantes de armas a nivel mundial.

Ana paula estaba sentada en la sala de estar de su mega residencia minimalista, diseñada por el arquitecto de los multimillonarios, Joaquín Torres. La vista era maravillosa en ese momento, un abanico de tonalidades naranjas se expandía sobre el horizonte y ella lo veía a través de los cristales de la habitación, pensaba en Renzo su pareja, porque el negocio en el que se movían era demasiado arriesgado, en cualquier momento podían ser asesinados, por la mafia, por la familia de Lombard —el francés que ella mandó al otro lado— o por los mismos ejércitos a los que les vendían; de pronto, mientras pensaba en ello, uno de los guardias le entregó un sobre lacrado. Sus labios perfilaron una sonrisa complaciente; le fascinaba recibir ese tipo de cosas pues solo significaban haber sido invitados a alguna celebración de alto nivel, a las que la pareja acudía con regularidad.

Los tacones de Ana Paula resonaron sobre el mármol cuando se puso de pie para contemplar a contraluz el sobre, el símbolo de un triángulo con un ojo al centro, le pareció un mensaje de los Iluminatis; en seguida se le borró la sonrisa, entornó los ojos y aventó el sobre al piso diciendo "¡estúpidos inconversos!" con recelo en su tono de voz. En lo siguiente se arrepintió, se santiguó y recogió la invitación, abrió el sobre que decía en inglés y el cual yo traduzco:

Batres & Cábula

Bienvenidos al Nuevo Orden Mundial

Club XS Las Vegas

11 de febrero

10:00 p.m.

Al leerlo, un mal sabor inundó su boca. «¿Qué clase de cabrón se propone cambiar el Orden Mundial?», pensó. Nunca le gustaron esas cosas.

11 de febrero del 2017, Las Vegas, Nevada

Por la mañana

El jet privado de los Cabula & Batrés aterrizó en el aeropuerto McCarran de Las Vegas. El sol ya estaba alto cuando Ana Paula pisó la escalera para descender. Lo rayos en directo le obligaron a colocarse sus gafas oscuras y en seguida tomó a Renzo del brazo derecho.

Minutos después, la escuadrilla de seguridad los transportó al hotel donde se identificaron con otros nombres: Richard y Pamela Guzmán.

En el penthhouse de dos niveles, Renzo escuchaba a la Netrebko a gran volumen mientras Ana Paula se maquillaba y escogía el vestido que usaría en la celebración. Prefirió no llevar vestido en esa ocasión sino más bien un enterizo negro con escote infinito que resaltaba su cuerpo bronceado, y el cabello, recogido en una coleta alta.

A las 9:30 p.m. descendieron a la recepción del hotel. Ella lucía como una diosa y él como un caballero. Diez minutos más tarde, un Mercedes Benz de última generación se aparcó y ellos lo abordaron con destino a club XS.

Antes de entrar al club, Ana Paula cogió del brazo a Renzo y en un susurró y con la mirada suplicante, le dijo:

—No te vayas a exceder.

—Por supuesto que no, mi amor —dijo él mientras rosaba un beso en su mejilla.

Dentro, el XS era una verdadera locura: un dj en estado de éxtasis hacia estallar acordes de música electrónica. Mujeres bailando, casi desnudas sobre plataformas. Bueno, para Ana Paula ya nada de eso era impactante; era el tipo de lugares que solían frecuentar y el tipo que cosas que veía.

A continuación, se presentó con ambos, el socio europeo, quien era: alto, lánguido, de piel blanquecina. Tenía acento inglés. Rondaba los cuarenta años pero era muy simpático. Todavía tenía modales de caballero así que le dio un beso en la mano a Ana, Renzo puso mala cara.

Les explicó que el anfitrión deseaba conocerlos, pues había escuchado mucho sobre la pareja y al parecer le intrigaban. Mientras subían los escalones que daban hacia la segunda planta, Ana no dejaba de observar el grupo variopinto que llenaba aquel lugar; no era gente común y corriente, le pareció ver un par de aristócratas, políticos y herederos, de esos que posan en las revistas.

Arriba olía a... una mezcla de alcohol, sudor y otro tipo de sustancias. Con el sonido estridente de la música, y las luces intermitentes, Ana sólo podía observar la mano derecha de su socio inglés que a cada tanto se volvía para guiarlos entre la nube de humo proveniente de la plaga de fumadores.

Mientras iban adentrándose, Ana notó anillos y anillos de seguridad. Pero no cualquier seguridad: hombres del FBI, soldados de las fuerzas especiales de Los Estados Unidos de Norteamérica.

Finalmente llegaron al sitio que tenía la mayor cantidad de hombres uniformados cuidando como águilas su nido. Los ojos de Ana se expandieron cuando vio el inconfundible cabello amarillento de su anfitrión, de piel rosada y sonrisa diabólica: el hombre con mayor poder político a nivel mundial, aspiraba una línea de polvo mientras un par de mujeres vestidas como dominatrices se movían de forma sensual al ritmo de la música.

K& 

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⏰ Last updated: Jun 01, 2017 ⏰

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La Estratega de la mafiaWhere stories live. Discover now