Parte 1 Sin Título

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Los pueblos en México siempre son muy coloridos especialmente los que están cerca del mar, sus calles son de piedras y eso las hace ver hermosas, sus casas blancas con sus techos de teja rojiza y sus balcones llenos de masetas con plantas que les da siempre colores a sus ventanas,

Sus puertas son de madera labrada, cada una tiene su propio estilo, la mayoría de sus casas tiene patios grandes donde viven árboles de diferentes tipos y claro no pueden faltar las palmeras.

En una casa de estas, había una palmera hermosa, grande, verde y fuerte, ella sobre salía por enzima de la casa donde vivía y podía ver todo lo que pasa en la calle hasta la plaza del pueblo, donde veía a la gente entrar y salir a toda hora a la gran iglesia del pueblo, pero lo que más le gustaba era ver el gran mar, podía sentir la brisa en sus hojas, el olor de su agua saladas, las aves jugando y pescando infinidad de peces.

La gente de el pueblo iba y venía por la calle, gente nativa con sus vestimentas típicas de aquella región.

Por las mañanas la palmera siempre giraba sus hojas para ver las primeras puntas del sol saliente en el mar, era el espectáculo mas maravilloso que podía ella ver, ¡siempre la hacía ¡suspirar!

Ya cuando el sol está un poco más arriba del mar, ella siempre espera para ver a una señora que llevaba de la mano a un niño pequeño de 4 años, con su pelo rizado café, su piel bronceada, ojos grandes café y hermosos, ella los observaba siempre con mucha curiosidad, se le hacía muy bello y chistoso todo lo que él hacía.

Su mama siempre se sentaba en la banqueta y ponía un pequeño puesto de flores, que ella misma cultivaba.

El niño también, cuando llegaba miraba a la palmera y con su manita la saludaba sonriente; Así es que la palmera veía todo el día al niño jugar tranquilamente en la calle.

Y mas tarde ya cuando el sol comenzaba a bajar, la señora recogía sus cosas y se iba, sin antes el niño decir le adiós a la palmera.

Así era todos los días, ella veía al niño y el niño la veía a ella, a veces el niño cruzaba la calle tratando de poder mirar la más de cerca, ella se doblaba para ver mejor su carita, el niño no podía llegar hasta ella porque ella vivía en una casa de un portón grande de madera, el niño a veces veía la puerta abierta y se asomaba tratando de acercarse lo mas posible, pero al ser visto por los dueños de la casa salía corriendo ¡¡aaaaaaaaa!! ¡cómo se divertía la palmera con el!

Un día la mama del niño le compro un dulce muy rico, y el pensó en compartirlo con la palmera, así es que cruzo la calle, y se paro frente a la barda por fuera de la casa en la dirección a ella, ella no sabía que era lo que hacia el niño, solo vio que traía algo en sus manos y lo lanzo con fuerza, era algo rojo con verde que cayó cerca de su tronco en la tierra, ¿que seria lo que el niño le lanzó?

Todos los días por la mañana los dueños de la casa ponían las mangueras para llevarles agua a los árboles y palmeras que vivían en esa casa, así es que ese día, cuando el agua llego a ella sus raíces percibieron un sabor diferente, dulce y delicioso, ¡¡claro!! Era la bolita roja con verde que el niño le había lanzado y ella sacudió sus hojas para llamar la atención del niño y agradecerle, el niño voltio a verla y sonrió....

Y así transcurrieron los días.

Hasta que una noche, la palmera sintió algo extraño en el ambiente, el viento estaba distinto, los árboles estaban nerviosos y cuchicheaban, cada vez se sentía más nerviosismo entre todos los árboles y palmeras de la casa.

Al salir el sol, los vientos habían aumentado su fuerza, y veía que la gente corría por las calles, estaban asustadas, todos iban hacia la iglesia principal.

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⏰ Last updated: May 29, 2017 ⏰

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La palmeraWhere stories live. Discover now