SunHee se quejó mientras salía, todos los años le hacía lo mismo: Ella me despertaba para el cumpleaños del pelinegro, él llegaba y yo la echaba. 

─ ¿Cuál es mi regalo este año? ─me preguntó. Era la misma rutina año tras año, pero como a él no parecía molestarle ni aburrirle, yo continuaba haciéndolo.

─Como ahora eres un "hombre" ─puse énfasis en la última palabra para que notara el sarcasmo─. Mi regalo será algo que te dará más responsabilidades.

─Y el hecho de que trabaje en una pastelería todas las tardes, que esté por graduarme y por conseguir una beca en una de las mejores universidades de Seúl no tiene nada de importante ─ me replicó. Lo hice callar con un golpe en la cabeza, odiaba cuando se ponía así. Sólo tenía que recibir el regalo y ya.

─Si no quieres mi regalo, está bien. Se lo puedo dar a Sun. 

─Es broma, quiero ver que me entregarás ─me dijo con tono de disculpa. Me había tomado de la mano, acariciando mis dedos. Era una manía que tenía, cada vez que se sentía culpable o me hacía enojar, me agarraba la mano y me provocaba cosquillas con su suave roce. A veces fingía que era molesto que lo hiciera, pero la mayoría de éstas lo dejaba, era agradable.

─Si me sueltas podré entregártelo ─le dije. Él apartó su mano y me dejó ir hasta mi armario. 

Era cruel haberlo escondido allí, pero si lo sacaba, él lo hubiera encontrado. 

Saqué una caja roja con puntos verdes y con enorme lazo dorado en la tapa. A los lados tenía algunos agujeros para que no se muriera asfixiado el regalo. 

─ ¡Tarán! ─exclamé, entregándole la caja.

Él sonrió y la abrió. Su rostro se iluminó como las luces de navidad. 

─Es hermoso... ─susurró. Lo sacó de la caja y lo sostuvo con una mano. Era tan pequeño y adorable que nadie se resistía a su encanto─. ¿Cómo se llama?

─Es tu gato, tú decides ─JiMin miró al pequeño gato y le acarició la cabeza con el pulgar. Era diminuto e indefenso, de un gris peculiar con líneas atigradas. 

─Podría llamarlo "YoonGi"... 

─Pelusa ─casi grité. Él me miró divertido y acarició detrás de las orejas del gato.

─Gracias, es hermoso ─me dijo. Me besó la frente y me pasó el brazo libre sobre los hombros. 

─Bueno, aprovecha que hoy es tregua porque ya verás mañana si te pones así de sentimental conmigo ─él rió más fuerte y asustó un poco al gatito.

Era una tradición entre los dos que cada año, en nuestros cumpleaños, habría una tregua. No podríamos discutir, ni pelearnos, ni siquiera insultarnos. Si estaba permitido bromear, pero no enojarnos. 

JiMin aprovechaba esta oportunidad al máximo, se ponía muy cariñoso y empalagoso. Casi romántico. No era que estuviera mal lo que hacía, pero prefería que los demás no lo viesen cuando se ponía en ese plan.

El pelinegro se acostó en mi cama y comenzó a jugar con Pelusa, apenas se movía el gato, pero a él no le importaba. Lo trataba como a un bebé. 

Busqué algo de ropa para cambiarme este horrible pijama. Park me siguió con la mirada hasta que me encerré en el baño para darme una ducha y vestirme.

Desde la borrachera que tuvimos en la escuela de verano, Park empezó a tomarse algunas confianzas. Fue de a poco, sin darme cuenta hasta que terminé por acostumbrarme. Como por ejemplo, el hecho de que entrase a mi habitación como si fuera la suya y se quedara todo el tiempo que quisiera haciendo cualquier cosa. Al principio me pareció impertinente, inaceptable. Después me chantajeó con que podía ayudarme con las tareas atrasadas y así mi cuarto se convirtió en su cuarto.

cásate conmigoWhere stories live. Discover now