YoonGi era un niño distinto.
YoonGi jugaba a crear su propia iglesia bajo sus propias reglas y creencias.
YoonGi sólo tenía 11 años cuando manchó sus manos con el pecado y la muerte, condenándose así, a una vida miserable y llena de desdicha.
HoS...
—¡No te entrometas, JunHong! —gritó nuevamente—. ¡Y tú, te dije que me dieras eso!
Con temor, accedí a dárselo, pero entonces fue a mi a quien le dieron ganas de moler a pisotones el estúpido celular en cuanto la pantalla volvió a encenderse.
Pude ver perfectamente el remitente de cada llamada y mensaje.
Kim TaeHyung.
—¡¿No me has escuchado a caso?! —Yoongi salió de entre la mesa y sus cómplices dando grandes zancadas hasta la entrada, donde me encontraba de pie.
En un intento desesperado por evitar que el viese lo que yo, intenté apagarlo, fallando torpemente.
De un momento a otro, YoonGi estaba halando de mi muñeca, para salir por la puerta principal de la cabaña.
—Cuando te digo algo, lo cumples HoSeok, me obedeces y punto —afirmó, arrastrándome con él hasta el bosque, lejos de la cabaña.
Comencé a pensar lo peor, las imágenes en mi cabeza iban desde, dispararme para que sintiera el dolor que le provoque aquella noche en desespero porque me tomara en cuenta o torturame hasta dejarme inconsciente.
No me di cuenta que ya estábamos bastante alejados de la cabaña y el aparato dejo de sonar en cuanto nos adentramos más al bosque, seguro, perdiendo la poca señal que había obtenido.
—¡Dame eso!
Tan rápido como me exigió que se lo diera, me lo arrebató de las manos, apagándolo a la brevedad y arrojándolo a nuestros pies.
—¡Me estoy volviendo loco!, joder me estoy muriendo sin poder tocarte Jung HoSeok.
No me esperaba eso. Así que parte su irritabilidad era por ésa pequeña confesión, que inconscientemente me hizo sonreír.
—¿Qué te parece divertido?, ¿mi abstinencia a metertela? —preguntó con un semblante de frustración.
—Hyung... siempre tan romántico, esas palabras son bellísimas —irónice colgándome de su cuello, ronroneando sutilmente en su oído.
—Qué me hiciste, te necesito constantemente a mi lado... Estoy celoso de las miradas que cada uno de ésos idotas te da, más de Zelo, alejate de él.
—¿Qué no son heterosexuales? —reí por la rabieta que estaba creando, de verdad lucía tierno demostrando sus celos.
—¡Pasan más tiempo juntos que con mujeres, Hosie! —exclamó aprentado mis caderas.
—¿Y eso, significa qué...
—Significa que van a darle a cualquier cosa que se mueva, ya sea entre ellos o incluso a ti, sólo alejate.
—Min Yoon Gi.
Su mirada fue expectante en cuanto pronuncie su nombre, mande todo al carajo y uní mis labios con los agenos. Rápidamente sentí el cuerpo entero de Suga relajarse completamente, buscando mi calor corporal, colocando sus frías manos debajo de mi holgada playera.
—No me provoques Hosie, no aquí.
—Y una mierda.
Desabotone su lindo pantalón que ya dejaba mucho que desear a mi imaginación. Lo atraje hasta mi con fuerza y bese toda la extensión de su cuello hasta su fina orejita. Yo también estaba volviéndome loco sin tocarlo, y la idea de ser acorralado entre los árboles del bosque no me venia tan mal. Al contrario, me exitaba el doble. Los suaves gruñidos que soltaba eran mi elixir auditivo y todo el bosque contemplaría lo que era el verdadero poder del amor entre dos dementes locos uno por el otro.
