Uno

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PRIMERA PARTE
EL SECRETO DESVELADO

12 años después...

La brisa. El viento en la cara. La sal pegada a la piel. El olor a mar.

—... y tengo una reunión muy importante...

El sonido de las olas. Las gaviotas volando, en busca de algún pez para poder comer. Los cangrejos recorriendo la arena.

—... y voy a faltar... ¿Arcadia? ¿Me estás escuchando?

Abro los ojos en cuanto la voz se calla. Miro a Kaz, que me observa fijamente con su mirada dorada, sin duda esperando una respuesta por mi parte.

—Eh... claro que sí. Iré —digo con una sonrisa vacilante, esperando acertar en la respuesta.

Kaz niega con la cabeza, sacudiendo sus rubios rizos sobre mí.

—No me estabas escuchando —afirma más que pregunta. Frunce el ceño e intenta hacer una mueca de enfado, pero el brillo divertido de sus ojos le traiciona.

Suspiro y dejo caer la cabeza en la suave arena. Los rayos del sol besan mi cara, tostando mi piel lenta e imperceptiblemente, dándole un tono más oscuro de lo normal.

—Sabes de sobra que cuando haces eso no puedo concentrarme.

Las caricias en mi estómago cesan, y después escucho la musical risa de Kaz en mi oído.

—Te estaba diciendo que no podré salir hoy —dice mientras juguetea con mi pelo. Su mirada de oro baja por mi cuerpo y vuelve a subir a mi rostro—. Tengo una reunión muy importante ya que pasado mañana es mi coronación —alega con obviedad mezclada también con nerviosismo y expectación.

Le acaricio la mejilla.

—No te preocupes por eso. Lo harás genial, créeme. Y aunque tu madre me prohíba ir, lo haré. Así que si encuentras mi cadáver en medio del océano ya sabes quién ha sido.

Kaz suelta otra carcajada, y yo aprovecho para apartarle de mí suavemente.

Kaz es el príncipe de los luminosos, el mayor clan de sirenas del mundo. Bueno, aunque solo hay dos. Dentro de un par de días subirá al trono, y yo no puedo estar más contenta. Es el primer varón en una familia llena de mujeres, y también el primer tritón en reinar en la historia de los luminosos, eso sin contar al gran tirano anterior a la reina Camren, el Rey Ladrón, como todos le llaman. Pero no es lo mismo. Kaz tiene sangre real y verdadero derecho al trono, y ese hombre solo le robó la corona a la dinastía Tsir.

Le doy la espalda mientras me vuelvo a poner el vestido, pero Kaz me tira del brazo y acabo otra vez debajo de él. Flexiona sus musculosos brazos sobre mi cabeza y me roza la nariz con la suya.

—¿Por qué tienes que irte? —me susurra, haciendo pucheros a la vez que nuestros alientos se entrelazan.

—Tu madre me dijo que no llegara tarde. Y también que no me acercara a ti. Se supone que tenías un descanso de diez minutos, no media hora —consigo escapar de su agarre de nuevo, y, rompiendo la magia, me pongo de pie. Me coloco la blanca tela correctamente—. Ah, y otra cosa que me dijo. Me advirtió de que como me dejaras preñada —le miro fijamente mientras hago unas comillas con los dedos—, me desterraba del reino a mí y a mi sucia progenie. Palabras textuales.

Kaz me mira alucinado, dos grandes ojos como platos en su rostro de marfil, y después estalla en risas.

Me quedo mirándole fijamente con los brazos cruzados sobre el pecho. Kaz se calma un poco y dos carcajadas silenciosas sacuden sus anchos hombros. Me muestra una sonrisa indolente, dejando a la vista sus brillantes dientes blancos. Frunzo el ceño y entrecierro aún más los ojos.

Oscura Melodía {LS#1} // #PGP2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora