Capítulo 2. Eres mi fantasía

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Hola a todos, cuando escribí el capítulo de Soy tu dueña, lo hice con la intención de que fuera sólo el relato de una fantasía entre pareja, sin ánimo de continuaciones o mayor desarrollo de la misma, sin embargo, la musa me trajo esta segunda aventura entre estas dos mujeres, que dentro de su rutina de vida, se dan el permiso de fantasear, jugar y disfrutar del placer sin tapujos o penas.

No sé si habrá otros capítulos, no puedo prometerlo, pero tampoco puedo decir un no rotundo, así que sólo queda disfrutar de él sin mayores pretensiones, pero con la certeza, de que si la musa me trae otra idea para continuarla, de seguro lo hará con el mismo compromiso y amor que le pongo a cada letra que escribo.

No estoy en el momento más idóneo para escribir, mi inspiración y pasión están centradas en una historia y lucha mucho más grande que yo, pero abrí el espacio para dejarles este pequeño relato y así, hacerles saber, que sin importar las circunstancias que me rodean, siempre los tengo presente y con las misma ganas de ofrecerles pequeños espacio para leer y disfrutar.

Les mando un fuerte abrazo y muchos cariños desde mi hermosa Venezuela, hasta el último rincón del planeta. Gracias por estar.

Kam


Claudia llegó a la residencia agotada del día, había sido una jornada de trabajo intensa por un mes con el montaje y desarrollo de un taller de actualización profesional para la compañía que los había contratado.

Ella y su amigo de infancia Lorenzo, eran los dueños de una empresa que se dedicaba al montaje de todo tipo de eventos. A grande y pequeña escala. En esta oportunidad, una compañía automotriz los había contratado para la organización de esta jornada y habían estado a full máquina desde el principio. Pero hoy, había sido el desmontaje de todo y al fin, podría descansar sin tener cosas pendientes en la cabeza.

Solo pensaba en tomar una ducha de agua caliente y acostarse a dormir profundamente. Sandra estaba visitando a su mamá en Valencia y no llegaba hasta el día siguiente, así que su mejor plan por el momento era dormir. Tenía todo el día de mañana para planear alguna sorpresa para Sandra, dado que durante ese mes infernal, la había tenido bastante abandonada. En todo sentido y la verdad era, que la extrañaba a rabiar. En todo eso pensaba mientras subía a su apartamento.

Entró al apartamento, encendió las luces y abrió las persianas de la sala, dando paso a la vista de la gran Caracas y el espectacular Ávila que tenía frente a ella. Cuando se le dio la oportunidad de comprar ese apartamento no lo dudó, no es que fuese muy adepta a la urbanización Manzanares, pero no podía negar que la vista la había atrapado por completo. Se quedó contemplando el paisaje por unos minutos al tiempo que se iba quitando los zapatos y las prendas. Era lo primero que se quitaba al llegar a casa, ya era como un ritual para ella. Sólo le faltaba el abrazo infaltable de Sandra en esos minutos de desconexión total. Aunque tuviese mil cosas que atender, esos minutos eran sagrados para ella y Sandra la acompañaba cada noche. O al menos, cuando estaba en casa.

Con una profunda respiración se despidió de su pequeño momento y se dirigió a la cocina para sacar del congelador una pizza precocida y meterla al horno para que se cocinara mientras se bañaba.

El primer contacto con el agua caliente lo sintió glorioso, cerró los ojos y se quedó allí, disfrutando del agua caer sobre su cuerpo llevándose la pesadez de la semana y del trabajo, pensando en nada y en todo a la vez. En momentos como ese, se arrepentía de no haber invertido en una bañera, pues de haberlo hecho, de seguro se habría quedado al menos una hora bajo las burbujas humeantes con una copa de vino al lado. Idea bastante trillada, pero que entendía por qué era una práctica tan popular en quienes podían hacerlo.

Tu dueñaWhere stories live. Discover now