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            Si bien sus palabras habían quedado suspendidas entre los dos, no había sido un hecho decisivo. Frank solo se había limitado a corresponder a sus besos y luego, cuando Gerard ya no pudo seguir manteniendo ese estado, se vio forzado a volver a ser la entidad apenas visible que solía ser la mayor parte del tiempo. Frank se estremeció ante el frío toque, y se quedó dormido sin decir palabra. Había sido un día demasiado duro para él.

Y los siguientes también lo fueron.

Para sorpresa de Gerard, la madre de Frank no dejó las cosas ahí. En lugar de eso buscó ayuda legal, y el viernes por la noche, cuando los tres estaban cenando, les contó que Daniel había huido, con la policía pisándole los talones. Que eso era un crimen al igual que lo que ya había hecho, que tenía por lo menos cuatro querellas encima y que cuando lo encontraran, no iba a pasarla bien en lo absoluto. Pero Frank no se sentía feliz con eso, igual le daba si Daniel estaba viviendo una vida tranquila en ese momento. Para él era su pasado, y no quería cargar con resentimientos hacia personas que ya no estaban en su vida. Por más que su madre intentara hablar con él al respecto.

— Y voy a vender la casa —dijo Linda, bebiendo un nuevo sorbo de té.

Frank alzó las cejas con sorpresa.

— ¿Qué piensa la abuela de eso? —Preguntó.

— La abuela piensa que está totalmente bien —respondió la anciana con una voz totalmente dulce, Frank sonrió—. Desde que tu abuelo murió me he sentido muy sola y sé los turnos de trabajo de tu madre son muy largos... así que se quedarán conmigo. Tendrás que soportar Silvestre y mis cheesecakes.

— Desde que mamá tomó el curso de cocina no ha dejado de preparar cheesecakes —sonrió Linda, acercándose a abrazar levemente a su madre.

Frank sonrió y asintió levemente, y luego de finalizar su cena se despidió de ambas mujeres para subir a su habitación. No odiaba la idea de quedarse ahí, le gustaba mucho, sobre todo porque se sentía muy querido y porque ya no iba a estar solo. Sabía que su madre estaba muchísimo mejor ahora que tenía el apoyo de la abuela, y que con el dinero extra de la venta de la casa iba a relajarse mucho más. Pero aun así... sentía que todo era demasiado extraño, como si los hechos estuviesen tomando forma ante él, pero él no era parte de eso.

— Estás deprimido —le dijo Gerard, una vez estuvieron en la privacidad de la habitación del menor. Frank había mencionado lo que sentía antes, y Gerard había visto su comportamiento durante la cena, y era obvio—. Y es muy normal, pasaste por algo muy grande hace poco y... sería rarísimo si no estuvieras deprimido.

— No es eso —dijo Frank, pero luego de unos instantes agregó—. Bueno. Si es eso, pero no es solo eso.

— ¿Qué pasa? —Preguntó Gerard.

— Ya sabes —suspiró Frank—, Zacky.

Gerard hizo una mueca. El día anterior se había visto obligado a vagar por la casa mientras Frank y Zacky estaban en la habitación. Frank se lo había pedido cuando Zacky estaba en camino, y a regañadientes tuvo que obedecer. Y era demasiado fácil desobedecer a esa orden porque podía volverse invisible y estar en la habitación de todos modos, y escuchar y ver absolutamente todo, pero... no quería ver o escucharlo todo. Y sabía que Frank tampoco quería eso. No sabía tampoco cual era la naturaleza de esa reunión, y si bien se imaginó un escenario en donde Frank le decía a Zacky que necesitaba un tiempo porque realmente quería dedicarse completamente al fantasma que le confesó estar enamorado de él... dudaba que eso realmente hubiese pasado.

can you see me? ・ frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora