I

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El quinto año para Harry Potter no había empezado del todo "bien"; después de pasar parte de sus vacaciones en un juicio por haber utilizado magia frente a su primo por fin había llegado el día de volver a Hogwarts. A las once en punto como todos los años, el tren que lo llevaría de vuelta al colegio estaba por partir.

— ¿Seguro que no quieres venir con nosotros? — dijo Hermione.

—No puedo pasar al área de prefectos, Hermione. — dijo Harry sentándose en una cabina.

—Pero podríamos meterte sin que nadie lo note. — dijo Ron.

—Estoy bien aquí. Gracias. — respondió con dejo de molestia.

—Está bien, te dejamos solo. — dijo la chica y salió de la cabina.

—Nos vemos al rato camarada. — dijo el pelirrojo.

—Como sea. —respondió el chico de lentes y se acomodó en el asiento.

Una hora de viaje después, Harry tuvo una extraña sensación de abandono y comenzó a sentirse mareado, decidió salir a tomar aire; se encaminó al área libre, pero se percató de que alguien se encontraba ahí. Salió y miro al chico que estaba a su lado, Draco Malfoy, tenía una herida en el labio y su ojo tenía un leve color lila.

— ¿Qué me ves Potter? — dijo de repente el rubio con tono de sorpresa al percatarse del aspecto del moreno: sus facciones se habían endurecido un poco, su cabello era corto de nuevo, pero con un pequeño flequillo.

—Tus moretones. — dijo Harry sin pensarlo. —Parece que a tu padre le caes igual de mal que a mí.

—Por lo menos yo tengo uno. — dijo Draco.

—Sí. — susurró Harry y miro hacia otro lado.

—Así que... El gran Harry Potter está solo.

—Hermione y Ron son prefectos. — dijo Harry. —Y tú también. ¿Qué haces aquí? — comentó el pelinegro con cierta sorpresa de estar teniendo una conversación tranquila con el rubio.

—Eso no te importa.

—Cierto. No me importas. Adiós. — dijo y se dispuso a entrar.

—Espera. — dijo Draco.

— ¿Qué? — preguntó Harry mirando al rubio.

—Tal vez, El Niño que vivió, no esté tan equivocado como todos piensan.

— ¿Acerca de Voldemort? — pregunto el ojiverde.

—Sí. — respondió Draco, con cierta palidez en su rostro y sus manos empezaron a temblar un poco.

— ¿Te encuentras bien? — preguntó Harry.

— ¿Ya te ibas no?

—Sí. — respondió y entro de nuevo al tren.

El joven rubio se veía pálido y un poco desaliñado, tenía ojeras y ese moretón en el ojo, además una herida en el labio y los nudillos de su mano derecha estaban levemente rojos. Harry se sorprendió así mismo al notarse preocupado por su rival.

— ¡Harry! — dijo Ginny saludándolo. —Llevo buscándote todo el trayecto.

—Hola de nuevo Ginny.

— ¿Puedo sentarme contigo? — preguntó. —Las chicas no paran de hablar y ya me aturdieron.

—Claro. — dijo Harry y entro a su cabina junto con la pelirroja.

—Muchas gracias. — dijo la chica y se sentó frente a Harry. Sacó un libro y se puso a leer.

—Hola chicos. — saludo Luna entrando a la cabina. — ¿Les importa? — dijo señalando el asiento.

The Tear In My Heart - |DRARRY|Where stories live. Discover now