EXORCISMO.

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Como fotógrafo de reportajes viajas a diferentes lugares del mundo, en otras ocasiones viajas mucho por el interior de la república, en uno de esos viajes llegué a un pueblito escondido entre dos cerros, a una hora de la ciudad de Iguala, azotado por las guerras entre narcos. Es una comunidad agrícola casi abandonada, actualmente encontraron oro cerca del rio Balsas lo que ha reactivado un poco el movimiento de vehículos en la zona, las corridas de trenes dejaron de pasar hace muchos años, pero los vecinos no pierden la esperanza de volver a escuchar el silbato de la locomotora haciendo eco entre la montaña una vez más.

Su población está compuesta de ancianos y mueres entre 30 y 50 años, la mayoría de los hombres partieron a los Estados Unidos a probar suerte, solo llegan de visita para pasar la navidad y año nuevo, para después regresar a California y Chicago mayormente. Los niños nacidos en esas fechas se quedan en el pueblo hasta que son adolescentes, luego se los llevan al campo americano para piscar vegetales.

Además del abandono y de la violencia, los habitantes del pueblo han sido atacados por lo que ellos llaman "un demonio", cuentan los vecinos de otros pueblos que los niños de la comunidad son devorados por el diablo.

Llegué por la tarde del sábado, la camioneta colectiva cruzó el puente de piedra sobre el rio casi seco, me dejaron en la explanada, cerca de la vieja estación del tren, la calle estaba desierta.

Hacia demasiado calor ese día, fui a una de las tienditas para comprar agua, pensé que no había nadie porque la señora tardó mucho en salir a atenderme, cuando le pregunte por las personas me dijo que todos estaban en la casa de Don Natalio, rezando para que el diablo no se llevara a otro niño. Me señaló la calle por donde podía llegar, deje mis cosas con ella y salí con cámara en mano a las faldas del cerro, la casa de adobe y madera estaba montaña arriba, tardé como veinte minutos en llegar hasta allá.

Todas las casas estaban cerradas, podía ver animales de granja abandonados por los vecinos en sus patios; gallinas, vacas, perros, todos esperaban a que sus amos volvieran de rezar. Apunté con el lente un par de veces hacia ellos y puedo jurar que vi entre los árboles unas sombras grises, parecían siluetas de niños entre los árboles. No hice caso, pensé que solo era un desajuste en la lente.

Cuando encontré la casa estaba rodeada de casi todo el pueblo, todas las señoras llevaban velos en la cabeza, un rosario en una mano y un libro de oraciones en la otra, los hombres trataban de seguirlas en los rezos, pero nadie mejor que ellas para llevar a cabo los rituales religiosos. Hable con los vecinos, me contaron que el sacerdote de la parroquia y los padres del niño estaban dentro, se escuchaba una señora que lloraba como si fuera un bebe, le suplicaba al diablo que no se llevara a su hijo. Todos los presentes habían perdido a un hijo de la misma forma, y compartían el dolor de la señora como si fuera suyo. Rezaban con toda la devoción que sus corazones sentían. Invocaban al señor para que les ayudara, sin embargo toda su fe no era suficiente, muchos de los niños murieron a pesar de sus rezos, o de los esfuerzos del padre por sacar al demonio de sus cuerpos.

Dentro de la casa de adobe se escuchaba el lamento del niño, como el chillido de un animal acorralado.

Dentro de la casa había más señoras rezando, de rodillas a la puerta de la recamara, el piso estaba lleno de veladoras, algunas desnudas, otras dentro de un vasito de vidrio, el piso de cemento se sentía fresco comparado con la arena caliente de las calles del pueblo. Pude escuchar mejor las suplicas de la señora:

- Déjalo... no te lo lleves por favor, te lo ruego, déjame a mi hijo... déjame a mi hijo...

Traté de abrir la puerta, pero estaba atrancada por el otro lado. Hable con unos vecinos, me contaron que dios estaba enojados con ellos, se estaba llevando a sus hijos y no sabían el motivo, iban a la iglesia, daban diezmo, hacían lo que el sacerdote les decía. Pensaban que dios los estaba castigando por tomar cerveza y decir groserías los domingos saliendo de misa, o porque habían escondido narcos en sus plantíos para que la federal o el ejército no se los llevara. No les quedaba claro, no entendían porque de repente se ensaño con ellos y dejo que ese demonio se llevara lo que más amaban.

EXORCISMO.Where stories live. Discover now