el teléfono llora

OO : VENUS

PUEDO ESCUCHAR TUS SUSURROS LLAMADOME.

fue un verano del 98. un verano en el que jin tocó las manos de namjoon por primera vez. envueltos en el dulce y casero aroma del pan recién horneado, entre el brillante lustre de las mesas de madera, los cientos de murmullos que entraban y salían de sus oídos. la armonía del buen tiempo, el calor sofocante hasta sentir el agua fría recorrer sus píes, sus sonrisas de oreja a oreja, conteniendo lágrimas dulces de continua agonía de estar juntos, de la eterna espera hasta tenerse en brazos del otro, de poder disfrutar el simple saludo que se volvía en un cálido beso.

una pastelería cerca del inmenso mar, de las calles transitadas a borbollones. ahí sentados en una mesa con cinco sillas, uno frente al otro. aún están procesando el aroma, la mirada y respiración del otro. ah, suspiraría la chica más cursi del mundo, sin embargo a namjoon le encantaba articular las palabras correctas.

"siento que podría verte por cien años más, los próximos doscientos escucharte, los que me sobren del invierno para sostener tus manos aquí, junto a las mías, y los infinitos que nuestras almas estén juntas, para amarte."

el castaño sonrió apenado, escondiendo sus brillantes ojos en sus párpados, dejando llevar su emoción a través de los latidos de su frágil y consentido corazón. jin se volvía un mudo ante las palabras de namjoon, y éste era consciente de ello.

"me haces sentir tan bien namjoonie, el frío de mi ciudad no se compara al dulzor de escucharte decir esas hermosas palabras, dime que disfrutaremos estos días juntos..."

namjoon asintió suavemente y con delicadeza besó las manos de su amado, deseando que aquellos meses que estarían juntos, fuesen las largas horas que jin pasó en aquél solitario tren multiplicadas por mil. que pudiesen memorizar sus rostros hasta el día que todo fuese un sueño real, la propuesta de matrimonio fuese válida y los precios de las elegantes casas bajara.

"si por mi fuese cariño, ataría por siempre tus manos con las mías, tu corazón junto al mío y tus oídos con mis labios, para que siempre pueda decirt-"

"¡díos mío!, ¡namjoon estoy ardiendo, para por favor, mi corazón va a estallar!, toma, es necesario que pruebes éste pastel, convidalo a él también con tu infinita dulzura".

jin estaba perdidamente enamorado de namjoon, de aquél chico piel canela y de fragancia dulce, fuerte y grande chico que vivía en las zonas más cálidas que su estufa eléctrica le había permitido imaginar. aunque aún sentía en su corazón, el frío de su habitación y el eterno resfriado que lo acompañaba. pero, tenía en mente sentir con sus propios sentidos las charlas de las antiguas tardes, dónde él esperaba paciente la llamada de namjoon antes de que el sol cayera y con sus dedos enredados en el plástico cable pasaba largas horas escuchando una simple voz que de cualquiera podría ser.