La tarde

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Era un día nublado, caminaba por la playa, los dias nublados casi nadie iba a la playa. Me gustaba ir a caminar, ver como caían las gotas en mi entorno. Todo era hermoso, disfrutar estas cosas, ya nadie lo hacía, y espero no ser la última.
Comenzó a llover. Me aferré  a mi paraguas y  dimos  un  paseo por la costanera. Entré a Foam Stom, y me senté en la terraza con vista al mar. Tenía sillas y mesas de madera gastada, con una capa suave de barnis. Era un lugar muy rústico, con la mayoría de elementos color café y rojo terracota.

- En seguida se acercó la mesera a mi mesa.

- Casse! ¿Qué desea?¿Lo de siempre? preguntó alegremente Miriam. La mesera de turno.

- Hola, Miri.- Le sonrio.- ¿Que tal el trabajo?

- Lo mismo de siempre, sabes que los dias nublados, no viene mucha gente. Tú eres nuestra cliente recurrente.- Se sienta a mi lado y bota un suspiro.- ¿Que haras luego? ¿Me acompañas para ir de compras? Quiero una falda preciosa que vi en una vitrina.

- Hoy no, Miri, estoy muy cansada. ¿Podrias traerme un mocaccino, con harta espuma, por favor?

- anota en su pequeña libretita rosa-Enseguida. ¿Con un gatito encima?

- Asi mismo!

Así transcurrió mi tarde, mirando las olas del mar.

De camino a casa, caminando por la costanera,  me encontre un cachorro husgando en la basura. Era blanco con manchas negras y ojos celestes con pequeñas manchitas en la nariz rosa. Era precioso.

- Hola, cachorrito.-Me puse de sentadillas para verlo mejor- ¿Andas solo por aquí?-Dio un brinco hacía mi.- ¡Hey! ¡Quedé toda sucia! -chillé. - Vamos a casa, te daré un pequeño baño.

Tomé el autobús, me senté a la ventanilla como de costumbre, por suerte tenía una pequeña mantita en el bolso que suelo llevar conmigo, para sentarme en la arena. Esta vez no la utilicé, que extraño, tal vez sea el destino.
Ese día se oscureció temprano, y por la puerta vi subir a un chico completamente vestido de negro con la capucha puesta.
Dio paso por el pasillo. La capucha dejó a vista la mitad de su cara, era pálido, tan pálido que sus labios perdieron el color rojo. Sus ojos eran obscuros, podría decir que eran negros. Lindo, pensé.

Se sentó en el último asiento, en el lado de la ventanilla mirando hacía afuera. Éramos los únicos en el autobús.
Al doblar la esquina, tocaba bajarme para así cruzar la calle.

- Toqué el timbre pero nada, no reaccionaba.-¡La puerta por favor, me bajo aquí!-Grite- ¡Aquí por favor!

Sentí un aire en mi cuello y me susurró "tienes que hacerlo mas fuerte."

Se detuvo el autobús.

- Qué te pasa niña loca, loca maniática-grito el conductor. -se acercaba a mi gritando-

- Hey, detente.-Lo detiene poniendose frente a el-No debes gritarle a una mujer.

El chofer se retiró lentamente del lugar. Sin pedir disculpas, simplemente se fue.

- Gracias. -dije mirando el suelo y me bajé.

Sentí de lejos como el autobús se marchaba, seguí caminando con el pequeño cachorritos cargado en brazos. Dejé al cachorro en el suelo, y saque las llaves del bolso. Las puse en el picaporte, y entré. Llamé al cachorro para que entrara y así lo hizo. Dejé el bolso en el taburete de la entrada y fui a cerrar la puerta. En lo que veo una sombra en la entrada. Rápidamente me alejé y le grité de lejos.

- ¿Que quieres?¿Quien eres?-grite asustada detrás del taburete.

- Soy el chico del autobús.-dijo secamente.

Me acerco lentamente, lo miro de los pies a la cabeza. Llevaba unas zapatillas negras, con una linea media cursiva, eran unas Vans sin caña. Pantalones apretados, que hacían lucir sus piernas delgadas y largas. Hacía arriba, llevaba un poleron que decía "Why not?"

- ¿Que haces aquí?¿Me seguiste acaso?

- Es que tienes una linda sonrisa. ¿Salimos?

- No puedes venir y decirme que salgamos de esa manera. Ni siquiera te conozco.-Intente parecer una chica dura pero no lo logré, al leer nuevamente lo que decía su poleron comprendí, comprendí su forma de pensar, la vestimenta dice mucho de las personas.

Estaba allí inmóvil, esperando una respuesta, tal vez una esperanza, pero ¿por qué? ¿por qué conmigo?

- Te daré una oportunidad, pasa.

Entró a casa, pidió permiso y se sentó en el living.

- ¿El cachorro es tuyo?-pregunto mientras le hacía cariño.

- Lo encontré en la costanera.

- ¿Que hacías en la costanera?

- Me detuve y lo mire- ¿De donde vienes tú?

Hubo silencio por un momento, se levantó mientras yo preparaba las cosas para bañar al cachorro. Pero tenía hambre, pero por suerte tenía una lata para un cachorro que había visto la otra semana, pero al parecer ya encontré casa.

- Ten, pequeño perrito.-Le dejé la comida en un plato hondo.-eres un buen chico.

Encendí la televisión y puse mi programa favorito, el programa de música.
Comenzó a sonar una música lenta, y por un momento me sentí incomoda. Me acerqué a él, lo mire a los ojos y me sente a su lado.

- Me llamo Cass.

- Lindo nombre, me llamo Ulises. ¿Te ayudo a bañar al cachorro?

- Por favor.

Asi estuvimos toda la tarde, dedicándole tiempo al cachorro. No hubieron momentos de silencio. Solo risas, carcajadas, y momentos emotivos. El cachorro era otro, limpio, y con un pelaje suave, con aroma a fresas. El chico tomó sus cosas al finalizar, lo acompañe a la puerta y me despedí.

- Fue un gusto, nos vemos, gracias por tomarte de tu tiempo en venir aquí.-rio timidamente y cierro la puerta.

- No te preocupes-detiene la puerta colocando un pie impidiendo que se cerrase- nos estaremos viendo.-sonrie-

- ¿Como que nos estaremos viendo?-veo como se marcha a lo lejos - Hey, regresa!- grité desesperadamente

Iba por mis llaves, y un abrigo, cuando de pronto comenzó a llover, miro nuevamente por la puerta, pero pierdo la vista en el momento en que pasa un auto detrás de él, desapareció por completo bajo la lluvia. Había algo en el que me causaba terror pero el otro lado me causaba misterio, y yo no podría quedarme así, algo es lo que iba a descubir.

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⏰ Letzte Aktualisierung: May 21, 2017 ⏰

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Razones para amar a un vampiroWo Geschichten leben. Entdecke jetzt