Estaba en uno de esos cuartos de la policía en que hacen interrogatorios, enfrente mío se encontraba la detective West y el comandante Lui, tenían cara seria y me miraban de forma intimidante con la intención de sacarme la verdad, yo no respondía a ninguna de sus preguntas pues me parecía divertido ver sus caras de frustración...
-Si no quieres cooperar con esto será peor para ti, que no lo entiendes tenemos pruebas.-me grito con una mirada furiosa la detective West.
-no recuerdo nada y con esa mirada me están provocando que mate de nuevo.- le respondí con una cara de niño bueno, eso siempre había funcionado; saben que ser el popular de la universidad y actuar como chico bueno te da puntos con Los chicos y chicas. Aunque por dentro estaba riendo y disfrutando haciendo enojar a la detective.
-conmigo no funciona tu cara de estúpido... sabes que hemos tenido casos peores y sabemos la clase de personas que son ustedes.- me dijo
- tranquila detective. Si no quieres hablar entonces tendremos que usar otro método, personas mal de la cabeza como tú no merecen vivir.- me dijo el comandante lui.
- no le tengo miedo a la muerte, y si uno de sus métodos es la silla eléctrica que sepa que lo disfrutare, será el último escalofrío que sienta, uno de los que aún no he experimentado.- le dije con una sonrisa triunfante en mi rostro.
-muy bien, ya que no estás dispuesto a hablar te dejaremos un momento para que pienses bien lo que te conviene, y no trates de hacer alguna estupidez te estaremos vigilando.- me dijo la detective.
Ambos salieron de cuarto y me quede pensando en todo lo que había hecho, la verdad es que lo recordaba muy bien...
*flash back*
-mi nombre es Rubén Doblas y me acabo de mudar a este vecindario...- dije con una sonrisa enfrente de toda la clase.
- muy bien señor Rubén, puede tomar asiento en el lugar que guste.- me respondió el profe y entonces empezó su clase yo solo asentí con la cabeza.
Camine en busca de un asiento, la mayoría se me quedaba mirando y era obvio cuando eres nuevo en el lugar cualquier persona te mira como si fueras el bicho raro; sentía sus miradas en mi nuca... cuando avanzaba por uno de los lugares del final, pude darme cuenta que había chicas y chicos que llamaban mi atención y yo estaba consciente del porque...
Esa había sido mi simple presentación en la universidad, y en verdad era cierto, hace una semana habíamos llegado a la nueva casa, era demasiado grande solo para dos personas que vivirían ahí; mi padre y yo...
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