Nuestro amor no es nada fácil... morimos de ganas de besarnos, de estar juntos, de llenar las calles de la ciudad con nuestros pasos, de tomarnos las manos y salir corriendo bajo la lluvia; bajo el qué dirán, de cantar y dormir a dúo.
Morimos de ganas de nosotros mismos... de consumirnos a besos después de una discusión; de tocar a media noche nuestras almas y saber que nos arreglaremos la sonrisa y la vida.
Este amor nos quema la piel, y quisiéramos poder entregarnos nuestras cartas cara a cara.
Odiamos la distancia.
¡Dios!, la odiamos. No saben cuánto daríamos por estar ya juntos, porque lo merecemos.
Dios sabe que lo merecemos.