Capítulo 9.

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El frío me molestaba el doble ahora que sus manos no estaban en mi cintura descubierta.

Ezarel insistió en ir a buscar las bebidas a la cocina, decía que prefería recibir el alcohol de la mano de Karuto. Una vez allí, mi querido patrón me miró feo feo.

- No te enojes Karuto, nosotros la secuestramos- dijo respetuoso a pesar de la elocuencia de su excusa. Él solo gruñó por los bajos, mientras ponía los vasos sobre el taburete.

- ¿Qué quieres tomar Gardienne?- me preguntó mirándome sobre su hombro.

- Lo mismo que tú, si me pones a elegir me pongo nerviosa y busco guías- le contesté haciéndome un chiste a mi misma (y a muchas más). Asintió silencioso, no lograba entender que sucedía con exactitud, ¿Está avergonzado? ¿Está incómodo? ¿Qué está?

Karuto observaba atentamente como Ezarel servía en nuestros vasos el contenido de una extraña botella, pero con cierto arte. En un momento palidece, e intenta disimular. Me mira intenso, haciéndome señas, no le logro captar. Me da las espaldas y acomoda un espejo que se encuentra en la pared, lo miro atenta.

Está vertiendo un contenido celestoso de un pequeño frasquito.

¿Ezarel? ¿Qué le estás poniendo en mi bebida?

Es una señal para volver a la realidad. Ezarel seguro no pensó que Karuto lo iría a delatar. Ezarel... ¿Tú no quieres que vaya a ver a mi familia? ¿A esto se refería Miiko con que "te hicieras cargo"? ¿Por cuánto tiempo pretendías que me quedara dormida?

Se acercó con nuestras bebidas, sonriente, pero su sonrisa no era la de siempre.

- ¿Brindamos?- preguntó mientras elevaba su vaso.

- Brindemos con los demás- dije apurada, mientras avanzaba hacia la salida. Me parece que el resto de la noche será un "Sé que sabes y tú también sabes que sé, pero no diremos nada".

Caminamos como pudimos entre la gente, se habían acumulado más, estuve todo el camino en contacto con él, aprovechando antes que llegara el momento de quitarnos las caretas. También tomé la oportunidad para volcar poco a poco la bebida.

- ¡Auch!- quejó... ¿Chrome?

- Perdón, no te vi- le dije enseguida, vi en sus manos sostenía una jarra llena a borde de cerveza. Ezarel sonrió malicioso.

- ¿Qué no eres menor?- le preguntó. El lobito miró para todos lados, nervioso.

- Shhh, nadie se ha dado cuenta todavía- le robé su jarra y tomé un largo sorbo. Uff, el sabor es muy intenso, y el alcohol mucho más. Ambos miraron atónitos

- Esto es por mantener el secreto- le guiñé el ojo mientras se lo devolvía y seguí avanzando junto a Ezarel.

- ¿Te sientes bien? Las bebidas aquí son más agresivas- dijo preocupado. En ese momento pensé a la velocidad de la luz, me sentía bien, pero ¿Y si finjo estar borracha? podría seguirle la pista en todo momento... Tiene sentido para mí.

- ¿Yoooooooo? Sí- dije con una sonrisa oreja a oreja. Me balanceé hacia un costado para darle realismo a mi actuación.

- Ebria pareces Alajéa- dijo mientras tomaba mi cintura para mantenerme en equilibrio.

- Solo que a mí si me quieres- dije sin pensar, me estaba tomando el papel muy enserio. Parece que le removí un poco. Creo que voy a aprovechar para decirle tantas cosas que tengo guardadas.

- Ya quisieras- se burló, le fruncí el ceño. Al mirar atrás de él veo la melena naranja de Ykhar moviéndose. Me solté de él para saltar hacia ella, me siguió el paso tratando de atraparme.

Entrando en su corazón. (Ezarel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora