11. Una reina y un rey

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La carreta se detuvo a la entrada del campamento de la legión de goublins.

Ituko sacó a las tortugas de la carreta haciéndoles caer sobre la fría nieve de la montaña.

-Agarra al azul, yo sujetaré al morado- ordenó Saga mostrando su horrible dentadura.

Ituko agarró a Leo procurando no hacerle daño y lo obligó a caminar entre las numerosas tiendas de campaña y entre la enorme cantidad de feos y horripilantes seres apestosos.

-Traidor- musitó Leo entre dientes.

Ituko lo oyó y se acercó al oído de este.

-No fastidies mi tapadera- ordenó empujándolo al interior de una tienda más grande que las demás.

Donnie cayó en el suelo de la tienda empujado por Saga.

-¡Don!- gritó Leo acercándose a él.

El listo, sin embargo, se levantó con rapidez y le dio un rodillazo a Ituko en la cara.

Saga lo golpeó en el caparazón y estuvo a punto de matarlo cuando Ituko le ordenó que se detuviera.

-No lo mates aún, Fauluot los necesita con vida- habló agarrando a Donnie -Si vuelves a golpearme, me aseguraré de que cenemos sopa de tortuga-

Leo le hizo un gesto a Donnie con la cabeza para que desistiera. Ituko no era un traidor.

Un hombre alto, robusto y con una barba canosa entró en la tienda.

Saga e Ituko se inclinaron obligando también a las tortugas a hacer una reverencia.

El robusto y gran hombre se sentó en un trono de madera y observó a las dos tortugas.

-¿Quien es el elegido?- preguntó el hombre.

-Es el de azul, su magestad- contestó Ituko

-¿Y el otro? Si no nos sirve ¿Porque no te has desecho de él?- preguntó el rey.

-tiene razón mi rey, me encargaré de él- dijo Saga agarrando a la tortuga.

-¡No! Mi señoría, el elegido está herido y necesita de los cuidados de este enfermero para poder luchar- intervino Ituko

-¿Herido?- preguntó el rey

-Así es majestad, fue herido durante una gran batalla- contestó el joven

-¡Si alguien pudo herir al vencedor de la guerra ¿quien asegura que nos llevará la victoria?!- gritó en cólera el rey.

-Lo hará si no nos deshacemos de su enfermero, señor- dijo Ituko.

-¡Yo no soy su enfermero!- gritó Donnie enfurecido.

-¡¿Como te atreves a gritar delante de nuestro rey?!- exclamó Saga a punto de golpearlo.

-Deteneos- ordenó una joven rubia y de ojos azules entrando en la tienda.

Todos se quedaron en silencio al ver entrar a la hermosa dama. Ituko y Saga se inclinaron y de nuevo obligaron a Donnie y a Leo hacer lo mismo.

-Si usáis la violencia en el hombre que va a luchar en tu guerra, ¿como prentendeis que pelee por el honor de tu propio pueblo, Fauluot?- preguntó la joven mujer.

-Ya te he dicho que los asuntos de la guerra no son cosa de mujeres, Kaira- habló el rey enfadado.

-Los asuntos de la guerra no son cosa de un burro sentado en un trono- habló la mujer antes de ser abofeteada por el rey.

-Maldito bastardo- lo insultó Leonardo intentando liberarse de Ituko.

-Ituko, encierralos, yo tengo asuntos que discutir- dijo el rey.

Ituko sacó a empujones a Leo y Donnie sin ayuda de Saga que se marchó.

-¿Quien era?- preguntó Leo

-Kaira, la esposa de Fauluot- contestó -Dicen que ella fue obligada a casarse-

-Tiene sentido, ella es muy joven para ser su esposa- comentó Leo.

-¿Se puede saber que ocurre?- preguntó Donnie sin entender la tranquila conversación de ambos.

-No soy un traidor- dijo Ituko -Es una tapadera-

Leo asintió.

Donnie bajó la cabeza.

-Siento el golpe- comentó el científico.

-Yo siento tener que encerraros, mañana os sacaré lo prometo- dijo él metiéndolos en la jaula de una tienda. -Me encargaré de tener una buena coartada para poder liberaros-

Ituko se marchó y vio a Kaira caminar hasta su tienda con una mejilla morada y algo de sangre en el labio.

Ituko suspiró.

La reina se sentó en su cama y sintió como alguien colocaba una mano en su hombro.

-Te golpeó fuerte- comentó Ituko

-No es nada nuevo- dijo la reina.

Ituko sacó algunas vendas y empezó a limpiar las heridas y a curar a la mujer.

-Si sigues así te matará- comentó de nuevo el chico.

-Prefiero morir que seguir viviendo este infierno- bufo ella.

-Si haces eso no podré contar con alguien que me ayude- dijo Ituko.

-¿Que necesitas?- preguntó la reina

-mañana por la noche liberare al elegido y a su hermano, y los mandaré a la base militar de mi pueblo. Necesito ayuda para que nadie se de cuenta hasta que estén lo suficientemente lejos- dijo el joven

La reina suspiró.

-Haré todo lo que esté en mi mano para conseguir liberarlos, pero a cambio quiero algo...- dijo ella

-¿Que es lo que deseas?- preguntó Ituko -Intentare darte lo que me pidas-

-Quiero huir con ellos a la base militar- confesó la reina.

Ituko miró entristecido a la reina.

-Entonces te culparan a ti por liberarlos y si os atrapan te matarán- habló Ituko.

-Con más razón lo haré- susurró la reina.

-Sus deseos son ordenes, mi majestad- dijo Ituko saliendo de la tienda...

------------------------------------------------  jajajajajajaj gozadlo mis pequeños lectores. Estoy en racha. Hay que decir que últimamente no me va mal en el amor y las inspiración viene junto con las maripositas de mi estómago. Ñe~ pero que más da.

Una pregunta por curiosidad, ¿quieren lemon?

En el caso de que lo quieran lo escribiré con gusto y si no, pues no lo escribiré, en realidad me da lo mismo.

Y esto fue todo de momento, si les gusto denle a la estrellita o dejen un comentario. Me despido de momento, chao, chao.

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