Al salir del baño percibió un aroma dulce que invadía todo el departamento, fue extraño ya que solo cuando Isabella y JJ se quedaban con él tenía un desayuno decente. En realidad tenía mucha hambre y sueño aún así que no iba a quejarse por la comida que le dieran.

Yuri desayunaba sentado a la barra de la cocina, viendo la televisión atentamente y con un par de ventanas abiertas. El aroma del gato inundaba la sala y a Otabek no le quedó más que suspirar, Bella había dijo que era un gato montés así que tenía que hacerse a la idea de que debía ceder gran parte de su territorio.

—Buenos días —sonrió Yuri, poniéndose de pie—. No estaba seguro de que desayunas y no había mucho en el refrigerador...así que hice panqueques.

—Me gustan los panqueques —aseguró acercándose para sentarse frente al felino—. Más tarde saldré con mi hermano por despensa, ¿necesitas algo en especial?

El muchacho hizo una mueca, pensativo, su cola erguida se movía despacio de un lado a otro muy despacio.

—Depende de lo que comas...

—Mi dieta son pescados, miel y bayas, no creo que sea buena variedad —Otabek comenzó a comer, con el rostro serio.

Se rió al notar el tono de ironía en el mayor y negó.

—Entiendo porque tú cabello es tan brillante.

—El tuyo ya es lo suficientemente brillante y largo, no creo que mi dieta te haga falta.

—Está bien, puedes comprar un poco de todo, no me quejaré.

Asintió y bebió de su café, soltando un gran bostezo después, en realidad quería volver a la cama pero su hermano había dicho que lo visitaría así que tenía que mantenerse despierto.

— ¿Y...trabajas? —preguntó luego de un prolongado silencio, jugando con el tenedor en su mano.

—Si, soy...mesero en un café, no es mucha la paga pero me ayuda en algo.

— ¿No tienes una carrera?

—No, las "carreras para omegas" no van conmigo.

— ¿Y no es problema que trabajes como mesero?

—No, los dueños son amigos de mi madre así que me cuidan bastante bien —bebió de su taza, dejándola un poco lejos de su compañero, ¿que tan cliché era que un gato bebiera leche? —. ¿Solo tienes un hermano?

—Si, que yo sepa, mi madre se fue cuando éramos niños así que no sabemos si tuvo otra familia o no.

— ¿Que es de ti la doctora Yang?

— ¿Tan obvio es que me conoce? —preguntó divertido, viendo a su compañero asentir—. Es mi cuñada, si fuera otra persona a cargo del experimento probablemente me habría negado.

—Así que en verdad no tienes la necesidad de hacer esto, debes tener pareja destinada.

—No, que yo sepa, no he conocido a mi supuesta alma gemela y como pronto cumpliré treinta, creí que hacer esto era buena idea.

— ¿Acaso vas a morir a los treinta, osito? —preguntó divertido, tratando de cambiar la expresión en el otro.

—No —se rió bajo y mastico otro bocado—. Pero es más difícil conseguir una pareja reproductiva después de los treinta.

—Eso dicen... ¿que harás si el experimento falla?

—No lo sé, resignarme a estar solo, tal vez.

—Bueno —se mordió el labio y pasó un mechón de su cabello detrás de su oreja—. Aún podríamos ser amigos.

—Por supuesto —le sonrió, tranquilo y con un gesto adormilado sumamente adorable, tendiéndole una mano sobre la barra.

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