— Fue como... cerrar los ojos —dijo Gerard—, quiero decir. Un minuto estaba ahí, intentando proteger a mis amigos y al siguiente... estaba mirando mi cuerpo desde arriba. Fue realmente extraño, y luego no recuerdo nada, hasta que... me convertí en el fantasma de la escuela, o algo así.

— Es tan extraño que nadie pueda verte —suspiró Frank.

— Es aun más extraño que tú hables conmigo como si nada, quiero decir, soy un fantasma y a ti no te importa. Lo haces parecer tan natural... me das escalofríos.

— ¿Yo te doy escalofríos? —Frank frunció el entrecejo— Perdón, pero entre nos... la persona muerta eres tú.

— ¡A eso me refiero! —Exclamó Gerard— Es como si te diera igual.

— No es eso —Frank sonrió levemente—, mira... tú viste como funciona todo en mi hogar, ¿No? —Gerard asintió— Entonces... es una clase de infierno de mierda y... siempre he pensado que es todo lo que hay, que estaré estancado ahí y que cuando logre salir estaré tan arruinado que nada más importará. Pero tu sola existencia me da a entender que hay algo más... que esto va a terminar eventualmente y, cuando esta vida también termine, habrá algo más. Hay algo más.

— Espera —Gerard alzó una mano—, ¿Quieres decir que el que yo sea un fantasma te da esperanzas?

Frank ladeó la cabeza.

— Eso creo.

— Eres muy raro —rió Gerard—. Como sea, creo que es tu turno de hacerme una pregunta.

— Uhm... — Frank cerró los ojos y llevó la manzana a sus labios, una gota se deslizó por su barbilla y se la limpió con el dorso de la mano antes de que llegara a su cuello, y luego volvió a mirar a Gerard, pero Gerard se había quedado hipnotizado mirando la trayectoria de esa gota— ¿Gerard?

— ¿Sí? —Gerard sacudió la cabeza.

— Decía que... quiero que me hables sobre ti, antes de morir.

Gerard asintió.

— Uh... estudiaba en la misma escuela que tú —comenzó mencionando lo obvio, y tuvo que parpadear varias veces antes de volver al mundo real, ese en donde la gota en la barbilla de Frank era solo un detalle de los miles que los rodeaban—, tenía unos amigos y una novia geniales. Teníamos todo planeado para nuestro futuro, o algo así. Mi novia iba a ser enfermera, Raymond siempre quiso ser doctor y Bob y yo teníamos planeado estudiar odontología. Nos íbamos a ir a vivir juntos y en el futuro íbamos a llevar nuestros conocimientos y habilidades a personas menos afortunadas. Era un plan genial, uh... —se quedó unos instantes en silencio—, mi hermano menor me veía como una clase de héroe, es un año menor que tú pero a mis ojos es como un niño pequeño. Lo extraño tanto, no tienes idea...

— Yo podría hablarle sobre ti —dijo Frank de pronto—, ya sabes... como en las películas, puedes decirme cosas de él que solo tú sepas o algo así, y luego decirme cosas a través de él. Podríamos intentarlo.

Gerard se había quedado en silencio.

— No —dijo luego de un largo rato, sacudiendo la cabeza—, no... creo que es una pésima idea. Él ya está en su proceso de duelo y eso sería, no sé, horrible para él. Si a mí me dijeran algo así, y que no puedo ver a mi propio hermano pero que un desconocido sí... me deprimiría un montón.

— Entonces... ¿Si no es para despedirte de tu hermano, por qué estás aquí?

Gerard se encogió de hombros, pero luego su vista viajó al rostro del menor. Se quedó un largo rato mirando su labio rojo y su mejilla amoratada, vio la tristeza que sus ojos intentaban esconder y lo mucho que se esforzaba por pretender que estaba bien aunque claramente no lo estaba, no estaba bien y nadie lo veía; o a nadie parecía importarle lo suficiente como para hacer algo para ayudarlo.

— Estoy aquí para ayudarte —dijo Gerard.

Fue una especie de resolución que esclareció todo, ¡Claro! Tenía todo el sentido del mundo. El único que podía verlo era Frank porque, quizás era una especie de ángel de la guardia o una mierda así y había sido asignado a él para ayudarlo y... en su cabeza realmente tenía sentido. Pero al parecer, para Frank no era tan obvio como para él.

— ¿Ayudarme? —Frank alzó una ceja.

— ¿Qué? ¿Acaso crees que no necesitas ayuda?

— No... no es eso —Frank desvió la mirada, Gerard se sintió mal por haber sido tan brusco al preguntarle aquello—, es solo que... ni siquiera me conocías antes de morir, ¿Por qué... por qué tú? ¿Por qué a mí?

Gerard se encogió de hombros.

— Solo... solo sé que estoy aquí para ayudarte, pero no debes decirle a nadie que un fantasma te está acompañando todo el tiempo. Ni a tu madre, ni a mi hermano, ni a tus amigos, ni a nadie.

— Mamá no me creería —Frank le interrumpió—, me prohibiste decírselo a tu hermano y, no sé si te has dado cuenta pero la verdad es que no tengo amigos.

— Porque si se lo dices a alguien no van a creerte, pensarán que estás loco —prosiguió Gerard.

— Entendí —Frank puso los ojos en blanco.

Gerard tomó asiento en el césped junto a él, y luego decidió acostarse de espaldas, y pronto Frank hizo lo mismo, sus cabezas estaban bastante cerca y descubrió que podía mirar directamente al sol sin tener que apartar la vista. Era tan blanco...

— Yo puedo ser tu amigo —dijo luego de un rato.

Escuchó la risa de Frank, no era una risa burlona. Solo era risa.

— Mi único amigo es un fantasma, genial. Y no lo digo sarcásticamente.

Gerard sonrió de medio lado. Ahora conocía su propósito.

can you see me? ・ frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora