Prefacio

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Victoria Natasha Leczinsky Romanov


En ella hay cierta dualidad psicológica que le atribuye a su bisexualidad, su personalidad llega a ser multifacética en matices que son muy claros o muy oscuros en un sentido siempre extremista y entregado al dramatismo total

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En ella hay cierta dualidad psicológica que le atribuye a su bisexualidad, su personalidad llega a ser multifacética en matices que son muy claros o muy oscuros en un sentido siempre extremista y entregado al dramatismo total. Al nacer en cuna de oro, y siendo hija de un druida poderoso, Victoria se enseñó a codiciar el poder, lo que la vuelve en ocasiones fría y calculadora, no se detiene ante nada con tal de obtener lo que desea, sabe accionar con una fuerza devastadora, es exitosa, egoísta y altiva, pero al mismo tiempo gracias a esa dualidad, puede llegar a ser generosa, y compasiva, pero jamás humilde, su egolatría es tan grande que siempre debe de ser el centro de atención de todo o llega a desanimarse.

Su temperamento es colérico total, lo que la hace un peligro para el mundo e incluso para ella misma cuando cae en la ira, pero cuando esta calmada sus capacidades de líder innata la hacen tomar el control de la situación, además de que manipula con maestría asombrosa.

Sabe como guardar apariencias y sacar ante los demás sólo sus cualidades y encantos, es talentosa, solidaria, y guardiana celosa de aquellos a los que ama o los que la aman, por ellos se vuelve su protectora y salvadora. Con todos aquellos que la idolatran o que al menos están de su lado es leal, generosa, y cálida, pero si alguien no apoya sus caprichos, sus ideales, o si la lastiman, los convierte en sus enemigos a los que tratará de destruir por todos los medios, pues con ellos es despiadada, cruel, rencorosa y vengativa.

Tiene la desenfrenada pasión de una mujer. Cuando ama lo hace con intensidad, la misma con la que odia, pero también puede llegar a tener la ternura y candidez de una niña.

Es fiel a sus ideales y convicciones, tanto que se aferra a ellos aun cuando estén equivocados.

Sus peores defectos no son la egolatría o la crueldad al grado del sadismo, sino que al ser sobreviviente de varias guerras y al sufrir tantas traiciones se tornó en un sentido oculto, una mujer a la defensiva, pesimista al grado del fatalismo y desconfiada.

Sus mejores cualidades son su adaptación al éxito, su seguridad en sí misma, su atractivo y encanto envolvente, su ambición, y sobre todo su autenticidad.

1691. Eran épocas oscuras en Irlanda, dominada pero en actitud hostil contra Inglaterra, se vivía en una tensión bélica latente, además de que el catolicismo cubría con sus alas de muerte a la isla.

Las estrictas imposiciones de la iglesia católica acabaron violentamente con todas a aquellas doctrinas celtas y obligaron a las tradiciones sobrevivientes a permanecer ocultas como un sutil rumor imposible de comprobar, pues a todo sospechoso de herejía se le hacía arder en las llamas del fuego purificador sin derecho alguno a replica.

En aquellas fechas Victoria estaba próxima a cumplir los 20 años y radicaba en Dublín en las cercanías del mar. Su padre Iván Leczinsky era un importante ministro y además, en secreto, era un poderoso maestro de la última gran tradición celta que se extendía por toda Irlanda. Ser la hija de Iván Leczinsky era una magna responsabilidad que ella supo sobrellevar con dos actos de solemne obediencia; el primero, desistir a aprender hechicería al considerar su padre que ese no era su destino, y el segundo, aceptar un matrimonio con el hijo del maestro druida de la región de Limerick.

VictoriaWhere stories live. Discover now