Frio Afuera

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Había comenzado a nevar, en la mañana todo Paris estaría cubierto de nieve, Grantaire exhaló vaho desilusionado de saber que al llegar a la parada central tras pasar todo un día de inteligencia a la alcaldía con Enjolras, cada quien tomaría su camino; sí, había sido un día productivo, tranquilo y de debates intelectuales sin riñas, ni gritos como siempre, pero eso no era suficiente para el pintor. Si Grantaire hacia el recuento de todo lo que hizo para ese día, definitivamente no le bastaba una jornada armoniosa, ¡no!, le debía más que eso, ¡maldición! Llevaba 7 días sobrio y 3 sin fumar solo por saber que ese día serían solo ellos dos en un artimaña del grupo de dejarle todo un día con él, si eso no era sacrificio no sabía lo que era, no podía dejar que Enjolras se fuera, se había esmerado demasiado, como para resignarse a una despedida rápida en la parada central

-¿Tienes frio?- le preguntó el pintor al verle exhalar vaho y guardar las manos en los bolsillos de la chaqueta color vino- vivo cerca, ¿Por qué no vienes?- le propuso con una media sonrisa que dejó ver sus dientes en una sonrisa nerviosa y forzada, aquello había sido un acto de valor y decisión de exigirle al destino, más tiempo al lado del ojiazul

-No puedo, R, tengo que...- alcanzó a decir, pero fue incapaz de terminar la frase al notar en la mirada del pelinegro una ilusión porque aceptara, "trata de ser gentil con él, últimamente eres muy tirano con Grantaire y eso solo ocasiona que beba más"  repitió su mente las palabras que le dijo Ferre antes que saliera de casa. Exhaló bajando la mirada antes de fijarla en el pintor para notar que sus palabras habían logrado que la mirada del artista se opacara y ahora sonriera forzadamente casi con dolor de volver a ser rechazado- tal vez un rato, en casa no hay nadie después de todo- admitió y se sintió conmovido de volver a ver el brillo en su mirada negra- vamos- le propuso al ver que dejó de avanzar y el pelinegro afirmó repetidas veces siguiéndole

Todo el mundo de Grantaire se detuvo cuando le escuchó cambiar de opinión y una dicha que no pudo ocultar por más que quiso, se apoderó de él, le habría abrazado y besado en ese mismo instante, pero por suerte estaba sobrio y tenía control sobre sí mismo, aunque si ensanchó más la sonrisa y pasó la mano por su propio cabello como tic nervioso antes de divagar en la conversación por simple ansiedad. Su mente insistía que no lo arruinara, que no importaba si era solo una velada de dos amigos y eso intentaba hacer. Al llegar, exhaló con lentitud al abrir la puerta de su piso y le dejó entrar primero, cerró los ojos emocionado y agradeció a lo que fuera por que hubiera aceptado y entró para cerrar tras él.

Fue una velada armoniosa, algo que sin duda los demás no creererían incluso terminaron sentado en el sofá de la casa hablando de lo que iban a hacer la otra semana con la información de ese día y en una de las veces en que se quedaron en silencio le ofreció algo de beber y pese a la negativa del rubio se levantó y fue por unos tragos para cada uno y mientras las latas de cerveza vacías se acumulaban, la noche transcurría con tranquilidad y casi agrado, pero de repente todo se rasgó. Fue como si un rayó golpease de la nada al ojiazul que pasó de ver el techo, a sentarse con brusquedad sobresaltando al pintor que parecía hipnotizado e incapaz de dejar de verle hasta memorizar cada uno de los rasgos que ya sabía a la perfección

-Mierda- comentó Enjolras sacando el móvil para ver la hora y verificar que era realmente tarde- tengo que irme- le dijo de la nada levantándose y dejando al pintor tan anonadado que por instinto le retuvo de la muñeca

-No te vayas, no puedes, está helando afuera, espera a mañana que Combeferre venga y te traiga un abrigo, podría darte algo si sales con este clima- se explicó halándole de nuevo hacia el sofá. Esa era la mejor velada de su vida, no podía terminar tan de la nada- no alcanzas a imaginarte cuanto he esperado porque vinieras- admitió sin captar lo que dijo, solo lo supo cuando Enjolras lo miró prevenido arqueando la ceja, aclaró la garganta maldiciendo para sus adentros y siguió hablando como si lo anterior hubiese sido un desvarío de ebrio- además ¿Cuál es la prisa?- le insistió cuando se le soltó

Enjolras, hace frio afuera [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora