Tay -quien estaba corriendo detrás de mí ya que yo habia tomado la delantera- comienza a reír a carcajadas mientras seguia corriendo hacia la puerta trasera. Cuando le faltaba poco, resbaló con el agua que habia derramado el balde y cayó de frente al suelo.

Solté una carcajada.

Taylor comenzó a maldecir y a gemir de dolor. Intenté pararme pero no podia, al quinto intento pude pararme y seguí corriendo. Corrí y corrí, abrí la puerta que daba al patio trasero y cuando iba a salir al patio, sentí unas manos tomarme por la cintura.

"Sueltame, tramposo"- le grité a Taylor.

"No querida, las fresas seran mias"- dijo Tay sonriendo burlón.

Me tomó por la cintura poniendome en su hombro. Caminó hacia el cuarto de música y me encerró ahí.

"Te voy a matar Taylor Anderson, juro que te voy a matar"- le grité furiosa mientras daba golpes en la puerta

Nadie se mete con mis fresas de chocolate, NADIE.

(...)

"Ésta demonia se va de mi casa, llevatela, no la quiero"- dijo Chase con Candy en sus manos.

Me la dió y yo la acurruqué en mi pecho.

"Por qué la odias? Es una ternura"- le dije a Chase mientras acariciaba a Candy.

"Es escándalosa, fea, mala, insoportable, cagona y orina 20 veces al día"- dijo enumerando.

Rodé los ojos.

"Es una perra, tiene derecho a orinar y a cagar al igual que tú, y no es fea ni mala y mucho menos insoportable, no ves que es adorable?"- dije y levanté a Candy a la altura de mi cara.

Comenzé a hacerle cariñitos y muecas.

"Si como no, super adorable"- dijo con sarcasmo cruzandose de brazos y rodando los ojos.

"Sí, adorable"- afirmé.

En ese momento, Candy comenzó a orinar y me llenó toda la ropa de orina, un poco mas y me orina la cara tambien.

Chase comenzó a reír a carcajadas.

Solté un grito y dejé a Candy en el suelo.

"ERES MUY MALA, MALA, PERRA MALA"- la regañé mientras la señalaba.

(...)

Finalmente, fuimos a comer pizza. Sin duda alguna fue el mejor momento de toda la cita. Al verla con un poco de salsa en la comisura de sus labios sentí miles de cosas en mi estómago, se veía tan tierna e inocente. Me acerqué a ella con la servilleta, en menos de 20 segundos ya le habia limpiado la salsa pero claro, como soy un maldito estúpido, al tenerla tan cerca no pude separarme. Me habia quedado hipnotizado por sus ojos. Trataba de moverme pero era imposible, no podia. Mi cerebro no reaccionaba. Lamentablemente me habia perdido en ese cielo gris que reflejan los ojos de Ryan. Realmente me sentia vulnerable, sentia que Ryan me tenia a sus pies y que con cualquier palabra de su parte me derretiria.

Estoy exagerando, lo sé. Además, la conozco desde hace muy poco tiempo. Pero no puedo evitarlo, no sé que me hizo esa chica, no tengo la menor idea. Solo nos conocemos hace semanas, unas pocas putas semanas y temo decir que ya estoy rompiendo mi promesa.

Mi promesa de no volverme a enamorar.

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Capitulo 18:

La Chica RaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora