Capítulo XXXIV

918 55 2
                                    

Maratón 1/3

Después del susto que pasó, Baker se encontraba en la cocina del apartamento con una taza de chocolate lista para Cassandra, quien se encontraba aún en la cama de la habitación, ya vestida.

Entró en ésta a paso calmado y se acercó a ella, que estaba hecha un ovillo en la cama. Los minutos después del ataque se basaron en él tratando de tranquilizarla; calmar la ira propia que le causó verla sufrir por su pasado y la vergüenza que sentía Cassandra.

Colocó la taza en la mesita de noche y se acercó hasta ella, rodeándola en brazos, Cassandra se dejó hacer, ya estaba lo suficientemente calmada para reconocer que era él, el hombre que la protegía como ningún otro habría hecho. Baker agarró la taza y la acercó hasta ella, que con manos algo temblorosas y dio un sorbo.

— Lo siento tanto. — dijo en susurro y estuvo a punto de echarse a llorar, esa noche no había llorado, se la había pasado gritando a ratos y con la mirada perdida la otra parte del tiempo.

— Shhh...— Baker la calló mientras apretaba más sus brazos a su alrededor. — No te preocupes, al final ya te tenía hecha la fama de calienta pollas.— dijo divertido. Ese comentario la hizo reír un poco y ligerar el ambiente tan carcagado que se había formado.

— Yo... nunca... yo nunca he estado con alguien después de lo que pasó, yo realmente no pude. — y sintió las lágrimas picar en sus ojos luchando por salir.

— Tranquila preciosa, ese imbécil pagará todo lo que te hizo. — dijo firme, sin un tono de duda o broma en su voz. Cassandra giró para mirarlo a los ojos.

— No quiero que te metas en eso, no lo hagas. —

— No me pidas cosas que no te puedo dar. — le dijo en un susurro. Cassandra colocó su mano en la mejilla de Baker y acarició suavemente, éste cerró los ojos disfrutando de la caricia.

Se acostaron en la cama, uno al lado del otro, mirándose a los ojos, la mano de Cassandra se estiró para acariciar cada parte de su rostro, mientras que la de Baker rozaba con los dedos su otra mano, la mano de Cassandra llegó a sus labios, lo miró a los ojos.

— Hasta la próxima vez, supongo. — Baker agarró la mano de Cassandra que se encontraba en su rostro y la atrajo hacia él. Sonrió.

— Hasta la próxima será. — dijo para rodearla en sus brazos hasta quedarse dormidos.

Los dedos de Cassandra se deslizaban suavemente sobre la piel tintada de Baker, tratando de memorizar cada línea de los tatuajes que llenaban su cuerpo.

Sintió el brazo de éste sujetarse más fuerte a ella, luego una ronca y sexy voz que le hablaba en el oído.

— Buenos días. — su aliento chocaba con el cuello de Cassandra, haciendo que sus bellos se erizaran.

— Algún día me contarás qué significa cada uno. — dijo Cassandra siguiendo con su tarea en la piel del rubio.

— Lo prometo. — le dijo, para luego darle un suave beso en el hombro.
La giró para verla de frente, creyó ver a la mujer más hermosa del mundo en aquella habitación. Se acercó mucho más.

— Olvídalo, el aliento mañanero y besos no van de la mano. — le dijo Cassandra alejándose. Baker rió y la jaló hasta que conectó con su cuerpo para robarle un beso. Al separarse, apartó un mechón de cabello de su rostro.

— Tenías razón, esta es la última vez que te beso. — dijo haciéndole soltar una carcajada.

— Eres un imbécil.—

— Lo sé. — dijo para pegarse a ella y hacerle cosquillas con su cabello en el rostro.

— Debo volver a mi vida, ¿sabes? Debo ir al trabajo. — le dijo para levantarse de la cama.

— Estaba tratando de ignorarlo. Además, llegas tarde. —

— Yo nunca llego tarde, es sólo que hoy tengo una reunión a las dos y nada más. —

— O sea que estás libre en la noche. — le dijo aún desde la cama mientras ella buscaba sus zapatos por todo el lugar, entró al baño rápidamente, los recuerdos de la noche pasada trajeron consigo un repertorio de emociones que no quería afrontar ahora mismo.

— Así es. —

— ¿Con quién es la reunión? — le preguntó. Lo miró, el cabello revuelto, sin camiseta, con las sábanas de seda cubriendo la parte inferior de su cuerpo, se planteó realmente si quería ir al trabajo.

— Con unos inversionistas de la editora y la gente de... Zack. — la expresión en el rostro de Baker cambió en unos segundos. Se acercó a la cama agarró su rostro entre sus manos.

— Tranquilizate, igual, es un amigo pero debo saber el motivo del mensaje, porque lo creas o no, no tengo idea de qué se trata. — dijo para luego darle un beso, Baker aprovechó para profundizarlo y dejarle claro algo muy simple en su cabeza:

Eres mía.— Cassandra sonrió negando con la cabeza y salió de la habitación escuchando un grito al estar en el pasillo. — ¡Pasaré por ti esta noche!— y allí, pudo darse el lujo de sonreír como idiota.






Bad things || TerminadaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora