Capítulo único

50 0 0
                                    

Me llamo Paul Spencer, actualmente tengo cincuenta y cuatro años, resido en Carolina del Norte, en los Estados Unidos, y soy ingeniero de profesión. Seguramente se preguntan qué me motivó a escribir esta historia y porqué lo hago, así que déjenme empezar por el principio, cuando todo tuvo lugar.

Entrar a una nueva escuela jamás es sencillo, más aún cuando eres un adolescente que se acaba de mudar a la ciudad junto a su madre. El día que comencé mi cuarto año de secundaria fue uno que jamás voy a olvidar, ya que fue entonces cuando conocí a la mujer que cambiaría toda mi vida. Su nombre era Susana Adler, una joven que me atrajo no bien la vi por primera vez, tanto por sus hermosos ojos azules y cabello rubio como por su actitud alegre y cálida. Era una chica muy popular en la escuela, todos los chicos querían salir con ella y constantemente le daban regalos, pero ella siempre los rechazaba.

Cuando hablamos en mi primer día Susana me aseguró que pronto superaría mi timidez y haría amigos sin darme cuenta, ya que a ella le había pasado cuando ingresó a la escuela tres años antes. Siempre fuí un poco inseguro y algo reservado, pero al ver a Susana algo me decía que pasaría tal como ella pensaba.

Todo pasó realmente rápido desde nuestra primera plática, finalmente la hermosa chica con quien había entablado amistad aquel día se convirtió en mi novia, pero no éramos la típica pareja de secundaria, yo realmente sentía que me había enamorado de ella y hasta pensaba en un futuro para ambos, pero no estaba seguro si Susana pensaba como yo. No fue sino hasta que terminamos nuestro último año de escuela que decidí proponerle que siguiéramos nuestra relación incluso si ambos íbamos a diferentes universidades y teníamos sueños diferentes. Por un momento temí que ella se riera en mi cara y rompiera nuestro noviazgo en pleno baile de graduación, pero su reacción no pudo haber sido más opuesta. Me sonrió con mucha alegría y mientras las luces que adornaban el gimnasio iluminaban sus ojos, me dio su respuesta.

Aquel otoño ambos partimos a estudiar nuestras respectivas carreras. Susana estaba muy emocionada, pues iba a ser periodista, tal y como siempre soñó. Yo estaba muy entusiasmado con la idea de estudiar ingeniería y convertirme en un gran profesional en algunos años. Me daba tristeza dejar mi hogar y también alejarme de mi querida novia, pero ambos nos prometimos sernos fieles el uno al otro y siempre mantenernos en contacto, además de vernos en las vacaciones. Sellamos esa promesa con un beso y finalmente nos separamos, esperando con ansias volvernos a ver.

No puedo creer lo rápido que pasaron nuestros años de universidad, sin siquiera darme cuenta, ya estaba a punto de graduarme y obtener mi título, aunque obviamente no sin muchos problemas y obstáculos en el camino. Reprobé algunas materias y eso hizo que me retrasara un poco, llegando al punto en que por poco abandoné la escuela, sin saber qué sería de mi vida. Debo admitir que sin el apoyo constante de Susana y sus cartas llenas de aliento, quizá hoy no tendría el puesto de trabajo que tengo. Eso me motivó a seguir adelante y a no rendirme.

Ambos nos convertimos en excelentes profesionales, y una vez establecidos en buenos empleos, Susana me invitó a vivir con ella en casa de sus padres, pero solo sería algo temporal hasta que tuviéramos suficiente dinero ahorrado como para conseguirnos un lugar propio. Seguramente estarán preguntándose porqué nos fuimos a vivir juntos tan pronto... pues la verdad es que mi madre falleció de cáncer no mucho tiempo antes de haber terminado el primer año de mi carrera. Me sentí devastado y estuve inconsolable por meses luego de eso, me fue casi imposible aprobar el año luego de semejante golpe, pero Susana me ayudó incondicionalmente y me apoyó en todo lo que necesitara, pero aunque logré terminar el año sin problemas seguía muy deprimido, después de todo ella era mi única familia luego de que mi padre nos abandonara a ambos cuando mamá estaba embarazada de mí.

Susana no se apartó de mi lado durante todo ese verano, me hizo compañía y me dejó desahogar toda mi pena. Estaba muy triste y me sentía culpable por no haber estado con mamá cuando ella más me necesitó. Nunca olvidaré lo bien que ella cuidó de mi incluso a pesar de que mi padre la abandonó, dejándola sola y con un niño al cual criar por su cuenta, fue por eso que me prometí a mí mismo y a ella ser un mejor hombre de lo que él fue conmigo, jamás abandonaría a Susana, a la mujer que amaba, sin importar las circunstancias ni lo que se presentara en el futuro. Esa era mi forma de darle gracias a mi madre por todo lo que hizo por mi durante esos diecinueve años que pasamos juntos.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 17, 2017 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La hija de los dosWhere stories live. Discover now