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Faltaba poco para que tocaran el timbre y así poder decirle adiós a la escuela por unas horas, Camus estaba con las ansias pues quería ver al pelirrojo, en su corazón mantenía la esperanza de que éste le pidiese otra oportunidad y dársela pues aún lo amaba, o al menos eso creía. Milo por su parte había estado en silencio observando cada gesto del francés, se veía feliz, sin embargo algo le decía que aquella sonrisa no traeria nada bueno, después de todo Camus era propenso a sufrir de incidentes con personas que abusaban de él.
Tocaron el tiembre, ambos comenzaron a guardar sus cosas, claro que Camus con un poco más de prisa, salieron juntos y en completo silencio, el peli azul no se sacaba de la cabeza la idea de que algo malo le pasaría al "chico de la piel de Porcelana", para cuando llegaron a la salida Camus se despidió de él y se fue, Milo le hizo creer que tomaba el camino a su casa cuando de verdad lo iba siguiendo, algo le decía que debía cuidar de ese chico, pero no estaba seguro por qué.

Camus iba nervioso pero aun así logró llegar al parque donde cierta persona lo esperaba, Surt estaba apoyado en la pared con los auriculares puestos, en cuanto Camus estuvo frente a él se los quitó y le dedicó una tierna sonrisa que sonrojó al francés de inmediato.

-¿Querías verme?- el pelirrojo asintió y tomó las manos de Camus con delicadeza.

-Te extraño ¿sabes?- el corazón de Camus comenzó a latir de manera frenética.

Milo los observaba a una distancia prudente preguntándose quien era ese sujeto y cual eran sus intenciones.

Lentamente Surt acercó su rostro al del Camus y juntando sus frentes sonrió para después rozar sus labios con los del francés, Camus estaba nervioso y no se creía tal cosa, cerró los ojos para sentir el calor que emanaba del cuerpo del chico y por consiguiente sintió como sus labios eran apresados por los de Surt, entonces sucedió, se besaron como solían hacerlo, Milo apretó los puños a tal punto que sus nudillos de tornaron blancos, pero después lo pensó ¿por qué se ponía así? Decidió irse de allí, no se quedaría a ver semejante cosa, después de todo las relaciones del francés eran cosa suya.
El beso entre Surt y Camus comenzó siendo dulce, divino pero cambio de dirección cuando el pelirrojo lo tomó por la cintura y lo acorraló en contra de la pared, la ventaja y desventaja de ese lugar era que estaba casi desierto, la mayoria de las personas no se paseaban por esa zona ya que ésta no tenía gran atractivo a la vista de nadie, sin embargo para Camus y Surt ese era el lugar perfecto para darse mimos sin que la gente los viera mal.

Las manos de Surt pasaron de su cintura a su trasero, lo que lo descolocó.

-Surt...- le llamó pero éste siguió, sus caricias iban más allá que unas simples, el pelirrojo buscaba algo más. -Surt para...

-Shhh, abre tus piernas para mi.- le susurró lo que le heló la piel, Surt comenzó a atacar sus cuello mientras Camus intentaba sacarse de su agarre sin éxito.

-Surt sueltame, no quiero.

-¡Callate! ¡A él si le abres las piernas ¿verdad?!

Camus no entendió, pero eso a Surt no le importaba él quería hacer suyo a Camus allí a como diese lugar, en un movimiento rápido logró darle un golpe en la entre pierna y se soltó de su agarre, pero fue inútil pues el pelirrojo logró tomarle del cabello tirándolo al suelo, y el forcejeó empezó de nuevo, lo lindo del momento se había esfumado por completo, aquello no era de su agrado, pues el cuerpo de Surt estaba sobre el suyo y sus piernas impedían la movilidad de las suyas.

-¡Sueltame! ¡Surt, sueltame!

-¡Callate!- gritó y le dio un golpe en la cara.- Tú aun me perteneces.

-¡Suletame!- Las manos de Surt estaban haciendo de la suyas para quitarle la ropa, sin embargo sintió un fuerte jalón que lo tiró al suelo.

El pelirrojo confundido miró a quien le había quitado de encima de Camus, quien lo miraba con el ceño fruncido no era otro que Milo quien había escuchado los gritos del peli aguamarina.

I'm Fine.Where stories live. Discover now