- N-No digas tonte... -intento inventarme una excusa pero un amigo peludo me interrumpe-.

- ¡GUAU, GUAU! -ladra Demonio con alegría tirándose sobre mí y comenzando a lamerme la cara-.

- ¡Ya Demonio!, ¡se que te alegras de verme!, ¡yo también me alegro de verte a ti!, ¡pero por favor, PARA!, ¡ME HACES COSQUILLAS! -digo entre risas intentando apartar al enorme beauceron de mí -.

- Demonio -lo llama Castiel con un ávido silbido, llamando su atención de inmediato - ¡corre a por ella! -lo anima tirando lo más lejos posible la pelota de juguete, haciendo que el enorme perro saliera disparado tras ella-.

- Uff, me ha llenado completamente de babas -río intentando limpiarme-.

- Sí, por alguna extraña razón te adora -sonríe agarrándome del brazo y levantándome del suelo-.

- Exacto, por la misma extraña razón por la cual, tú también lo haces -le digo vacilona sacudiéndome la ropa-.

- Deja de soñar canija -dice entre risas-.

- Sabes que no estoy soñando...me adoras después de todo -hago un gesto de arrogancia y desafío-.

- Eres idiota... -refunfuña-.

- ¿Así?, pues estoy segura que se me ha pegado de ti -respondo con total normalidad-.

Nos miramos por unos segundos, y ambos comenzamos a reírnos como dos completos idiotas exactamente.

¡Amo, cuando nos hacemos este tipo de bromas!.

De pronto, escucho como un coche da una fuerte frenada cerca de nosotros y un golpe seco se produce acallando las risas de ambos instantáneamente.

Cuando clavamos nuestra vista hacía ese fuerte ruido, el tiempo queda parado, siento como mi corazón se desborda, las piernas me tiemblan y de mis ojos salen unas enormes lagrimas.

- ¡DEMONIO! -gritamos su nombre con desesperación Castiel y yo-.

Demonio yace en el suelo del asfalto completamente inmóvil, mientras que mis piernas me fallan y debido al pánico, Castiel corre hacía su perro , el conductor del auto baja del coche con sus manos en la cabeza y su mirada llena de culpabilidad, por unos momentos creo que Castiel lo matará, pero ni siquiera pierde tiempo mirando al conductor, simplemente agarra a su perro entre sus brazos y comienza a correr tan rápido como sus piernas se lo permiten.

Yo aún me encuentro en shock, mi cuerpo no responde. En la carretera se ha formado un enorme atasco debido al accidente, los coches pitan una y otra vez, pero yo parece que soy incapaz de oír nada.

- ¡Evelyn!, ¡¿estas bien?!, ¡Evelyn! -me llama zarandeándome una voz familiar-.

- Rosa... -consigo pronunciar mientras vuelvo en sí, volviendo mi llanto aún más profundo.

- ¡¿Que ha pasado?!, ¡¿estas bien?! -me pregunta preocupada agarrando mi cara-.

- ¡DEMONIO!, ¡EL PERRO DE CASTIEL, LO HAN ATROPELLADO! -sollozo presa del pánico-.

- ¡Tranquila Evelyn!, ¡¿dónde estas Castiel?! - pregunta intentando ayudarme a contener mis nervios-.

- ¡N-No lo se!, ¡el se fue!, ¡el cogió a Demonio y salió corriendo!, ¡y-yo no se donde esta! -intento explicarme reprimiendo mi berrinche-.

- Evelyn respira, tranquila todo saldrá bien -me consuela Leigh, del cual, no me había percatado de su presencia hasta ahora- habrá ido al veterinario más cercano, ha tenido la mente fría de hacer lo correcto, sabe que es la única manera de salvar a su perro en una situación así.

~Un idiota simplemente PERFECTO~(CDM)Where stories live. Discover now