—¿A parte de ir a la escuela?

—A parte de ir a la escuela, obviamente.

—No, ya sabes que no salgo.

—Entonces te invitaré algo de comer saliendo del colegio —dijo y me dio un pequeño beso en la frente— buenas noches.

—Buenas noches —dije con voz temblorosa y entré rápidamente a la casa. De seguro mi cara era un tomate.

Miré por la ventana de a lado y se había ido. Permití que todas mis emociones fluyeran e hice sonidos raros. Estaba totalmente nerviosa por lo que acababa de pasar. Me tranquilicé pero seguía respirando como una maniática. ¡Esto no es normal! No paraba de lloriquear eso en mi mente. No logro acostumbrarme a este tipo de relación... Más bien, a eso.

—¿Cómo te... qué rayos haces, Akira?—cambió de pregunta con un tono totalmente diferente.

—Nada, nada. Yo estoy bien. Perfectamente —dije muy rápido.

—Ajá —entornó los ojos— ¿cómo te fue?—preguntó mientras caminaba a la cocina.

Caminé al sofá y me tumbé en el— Fatal. No tuve ningún progreso.

—¿Entonces por qué vienes con tanta energía? —Qué preguntona, pensé.

—Por nada —hice un puchero, aunque Aiko no me viera. Noté que algo faltaba en la casa — ¿dónde están mamá y papá?

—Salieron de viaje de emergencia hace unas horas.

—Otra vez —murmuré— no quiero nada de cenar, come lo que quieras. Subiré a dormir —le exclamé mientras caminaba rumbo a la escaleras.

Al prender la luz noté que tenía dos mensajes de Seth. Cuando me di cuenta ya estaba sonriendo.

Debiste ver tu cara al entrar a tu casa, Debí haberte tomado una foto.

Buenas noches.

Tocaron la puerta repetidas veces. Sabía que tenía que pararme pero la cama susurra cosas, y yo no...

— ¡Akira Hoshigawa, por una vez despiértate! ¡son las 7 de la mañana y vamos a llegar tarde!—gritó mi hermana detrás de la puerta. Gracias a los dioses estaba trancada, si no, no sé que hubiera hecho esa mujer.

Hacía más frío que el día de ayer y como era tarde, sólo me puse una suéter, gorro, jeans y botas. Con mucha pereza. Ni aunque sean las cinco de la tarde me voy a apurar.

Bajé las escaleras, y algo golpeo mi cara. Es un sándwich en una bolsa de plástico. Después sentí como mi hermana me llevó hasta la puerta de la mano.

Camino a la parada, vi la silueta de Seth parada a un lado. En un instante el sueño se desvaneció y por primera vez en mi vida me preocupe por como se veía mi cabello.

—Carajo, Aiko —le arranqué un audífono de sus orejas— ¿Cómo tengo el cabello?

—Igual que siempre, cubierto —me dijo con una mueca por lo que acababa de hacer.

Rodé los ojos. No tuve más opción que aguantar como me veía —que lo más probable era que muy desaliñada— y llegamos a la parada. Al verlo me situé atrás de su espalda, y recargué mi frente en ella. Al parecer no lo notó.

—Akira, ¿por qué no me habías dicho que tenías novio? —preguntó Aiko enfrente de Seth. Mi cara se puso totalmente roja.

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