Extra #1. Demasiada coincidencia.

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Subió en el ascensor, miró la llamada entrante y contestó.

— ¿Ya estás allá?

Estoy en el ascensor.

—De acuerdo, si Anna te pregunta por mí dile que no pude ir pero solo nosotros sabremos que no es así.

Klaus sonrió.

—No te preocupes, tengo todo bajo control.

Colgó la llamada con su hermano, esperó un poco más para llegar al doceavo piso y en cuanto las puertas se abrieron todo aquello le dio una sensación de familiaridad. Sintiéndose estremecido por los recuerdos, salió del ascensor y caminó seguro de sí mismo hacia el lado izquierdo.

El nombre tallado en la madera de la puerta lo hizo sonreír, dio dos golpes suavemente en esta y esperó un momento. Vio cómo una silueta se acercaba y comenzó a sentirse nervioso. Al abrirse la puerta su respiración se detuvo y se quedó quieto.

Luego de su reencuentro, semanas después se fue de gira y la dejó de ver durante cuatro meses. Ahora su cabello se acomodaba justo a la medida de sus hombros, las californianas resaltaban el color castaño de su cabellera, sus ojos se encontraban semi cerrados; trazando las marcas de expresión, su ropa se pegaba levemente a su cuerpo, mostrando un poco más su cintura y su busto. «Le daré una sorpresa», pensó Klaus.

—Puede pasar... —dijo Anna sin ver todavía.

—Seguro.

Al oír la voz del cantante, la castaña alzó la mirada de inmediato.

—Klaus... ¡¿Qué haces aquí?!

El músico sonrió.

—Creo que mi hermano te contrató como abogada sin que supieras que todo este asunto se trataba de mí.

—Bueno, es que... ¡hay un sinfín de músicos que yo que iba a saber que se trataba de ti!

—Pudiste darte cuenta en el nombre y en el apellido del solicitante.

—Te recuerdo que Alexander ahora pone en todos lados su nombre con el apellido de Emma como si fuera suyo.

—Sí, bueno... ¿puedo pasar?

Anna asintió rápidamente.

—Cierra la puerta con seguro cuando entres.

El músico se sentó y miró como Anna acomodaba varios papeles para después quedarle viendo. Ambos sonrieron.

—Se siente raro que yo sea su abogada.

—E-eh... se siente raro que me hables así.

Anna sonrió y negó.

—Tengo que ser formal.

—De acuerdo...

—Hablaremos de sus asuntos legales.

Anna buscó una libreta, pasó varias hojas, leyó una para sí misma y después la leyó en voz alta.

—Hasta donde sabemos su representante ha estado haciendo las cosas algo bien... —Anna miró desde arriba de sus lentes a Klaus y le sonrió—. Tengo anotado que el único problema es que ha tenido unas cuantas disputas con uno que otro gerente de algunas tiendas que no quieren vender su disco, pero nada grave. Hasta ahora, ¿cierto?

Klaus asintió.

—Su hermano no es agresivo sin embargo tenemos que estar preparados por si llegase a pasar, por eso... —miró a su alrededor—. ¿Dónde está él?

En tu corazón [ET #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora