—¡Vamos! No seas tan amargada. ¡Será divertido! —Mabel insistió, colocándose por detrás de Pacifica y empujándola hacia el estante de los zapatos.

—¿Qué estás haciendo, Mabel? ¿Mabel...? ¡Me estás lastimando...! ¡Oye... ! ¿Qué...? ¡Devuélveme mi zapato ahora! ¿Tienes una idea de lo mucho que costaron?

—Esto no tendrá un buen final... —Dijo Candy, soltando un largo suspiro al mirar la escena sin muchos entusiasmos.

—¡Y que lo digas, Candy! Parecía que este sería un buen paseo, pero ahora, gracias a los Northwest todo se ha arruinado. —Grenda continuó, enfocando la vista hacia dónde Preston aún continuaba expulsando de su cuerpo todo lo que se hallaba en su estómago.

—Tú lo has dicho. —Finalizó Candy.

Aun en contra de su voluntad, Pacifica accedió finalmente a colocarse los zapatos de velcro y a acompañar al grupo con tal de que Mabel la dejara tranquila. El quinteto subió unas escaleras hasta llegar a una rueda parecida a la que usan los hámsteres para hacer ejercicio en su jaula, la cual giró 180 grados hasta que todos quedaron cabeza abajo para de esta manera poder acceder a la casa. El conjunto de niñas fue el primero en entrar, seguido de Dipper, quien prefirió permanecer cerca de la entrada, ya que la presencia de una bella niña de coletas llamó fuertemente su atención, indicándole que ese era el momento perfecto para poner en práctica los consejos otorgados por su tío.

*Atrapada en una estúpida atracción con un grupo de perdedores... Hashtag... HateMyLife, Hashtag... HelpMe*. —Pacifica texteó en su teléfono dentro de su cuenta de Facebook, luego de que para su buena fortuna, pudo conectarse a la red wifi gratuita que ofrecía la tienda de regalos de la atracción—. ¡Vaya! No esperaba menos... Menos de diez segundos y ya tengo 34 likes, 20 me encanta, 44 mensajes nuevos y 17 solicitudes de amistad...

Pacifica había finalmente podido recargar las baterías de su ego. Sin embargo, no pasó ni medio minuto cuando Mabel la volvió a sacar de sus cabales, provocando su ira inmediata.

—¡HOLA PACIFICA! —Gritó la chica de los frenos.

—¿Te importaría dejar de hacer eso? Uno de estos días me vas a provocar un ataque al corazón.

—Solo quería que vieras esto. —Dijo Mabel, mostrándole un curioso collar elaborado con plata pura, semejando a un par de lindos murciélagos de cabeza, encerrados en un corazón y dándose un beso en los labios. Además, en la base que simulaba ser la rama del árbol sobre la que estaban posados se podía leer claramente el siguiente mensaje: "You turn my world upside down"—. ¿No son lindos? Se pueden envolver para regalo.

—Y... ¿Por qué habría yo de regalárselos a alguien? —Lo tomó entre sus dedos y lo analizó con más detenimiento hasta que al fin cayó en la cuenta—. ¡Un momento...! Más te vale que este no sea uno más de tus trucos para demostrar algo que ni siquiera existe... —Se sintió ofendida. Además, pudo percibir como todas sus alarmas biológicas de su cuerpo se encendieron al mismo tiempo—. ¿Se puede saber qué estás tramando, Mabel?

—Nada... —Soltó una risilla traviesa—. Es solo me estaba preguntando... ¿No te apetece regalárselo, digamos a cierto chico que te provoca mariposas en el estómago cada vez que lo miras?

—¿Bromeas, cierto? Sí hubiera un solo chico al cual me apeteciera darle un obsequio, ten por seguro que este tendría por lo menos un par de ceros extra en el monto total. Es más, por lo general son los chicos los que me dan montones de regalos con tal de que fije una mínima parte de mi atención en ellos. —Se miró las uñas de forma despreocupada—. Y para tu información yo...

Repentinamente, las palabras de Pacifica quedaron ahogadas, ya que el fuerte y sonoro golpe de algo azotando duramente contra el suelo le hizo perder la concentración y el hilo de la plática al mismo tiempo. Mabel, Candy y Grenda; quién aún se mantenía colgada del techo, enfilaron la mirada hacia el lugar del encontronazo, cuyo autor era nada más y nada menos que el propio Dipper, y que al parecer había sufrido de una aparatosa caída, dado que probablemente sus zapatos de velcro habían perdido sus propiedades adhesivas por el constante uso.

Pacifica por la Carretera [Dipcifica] [Terminada]Where stories live. Discover now