Eran las una y veinte de la madrugada. el fuego tan cálido y tan ideal era lo que realmente necesitaba la señora Jeunisa Garbieri, una señora mayor de sesenta y dos años de edad. de cabellos canosos recogidos y muy ajustados sobre en su cabeza, de un rostro redondo y con cinco lunares detrás de su espalda pálida. sus ojos eran color esmeraldas, tan cálidos y tan afectuosos, parecían ser como un mar Caribe o una playa tropical que pudiera tener todos esos lujos y soñados lugares para veranear.
— Cuando la joven señorita observaba en su rostro que contenía con una mezcla de tristeza y de dolor hacia su gran amor. De pronto ella, sin esperar ningún minuto más, hundió su daga hacia el profundo de sus entrañas, para poder así descansar en paz, junto con el gran amor. quien esta vez. la estaría viendo desde lo más alto del... Antes de que la joven dama pudiera seguir leyendo su primer, gran y exitosa novela propia, que ella mismo, había publicado bajo el sello de una de las grandes editoriales de su país, el ante año pasado bajo el título de su exitosa obra "Juanas y Balcones".
Repentinamente, tocan la puerta varias veces con la mano. como si algún vecino o alguna vecina le estuviera por dar una mala noticia.
— ¡Salga de mi camino, estatua!— Pidió empujándolo no muy fuertemente el mayordomo de la dama mayor, hacia uno de los sillones del living, para que la joven señorita Myriam Bouzan, quien era una de las otras y tantas sub dueñas y promotoras de una agencia de libros y de basquetball, que había compartido ya hace un tiempo con la señora Jeunisa, habían compartido su gran pasión por el deporte masculino como el deporte por la pasión de las palabras y por las poesías. pudiera decirle dirigiéndose corriendo a toda prisa, hacia donde su antigua amiga. quien se hallaba sentada y observando aquel espectáculo, sobre una nueva muerte que quizás la iba a dejar en el profundo del vacío y del desamor.
