13. Cuando una serpiente ataca

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El director asintió con la cabeza, dándole la razón y se dispuso a explicar su teoría.

- Por ello estoy seguro, de que no se trata de nadie siendo controlado, sino más bien de algún allegado suyo, un seguidor.

- ¿Cree que pueda tratarse de un alumno?

- Lo dudo – dijo Albus, meditando su respuesta -. Los alumnos de Slytherin son partidarios de él, pero ninguno goza de la suficiente confianza del Señor Tenebroso o de conocimientos para enfrentarse a un basilisco. Se necesita hablar pársel para controlar a la bestia, ¿verdad?

- Sí. Cree entonces... ¿que sea alguien del profesorado? – conocía a todos los profesores del castillo y solo había un puesto que variaba una y otra vez.

Pensó en las veces que se lo había cruzado en el tercer piso, muy cerca del baño de Myrtle la Llorona, coqueteando con profesoras o alumnas. ¿Era posible que aquello fuera una distracción? ¿Qué lo hiciera con la intención de luego poder entrar en la Cámara?

- ¿Cree que se trate de Popov?

- No tengo pruebas que lo confirmen. Pero sí, sospecho de él – confirmó Dumbledore -. Fue el Ministerio de Magia quien recomendó su entrada como profesor.

Y el Ministerio de Magia estaba siendo controlado por quien-todo-el-mundo-sabe. Avril frunció el ceño, pensando que había tenido al tipo delante de las narices y ni siquiera se lo había olido.

- ¿Qué va a hacer?

- Confirmar que mis suposiciones son ciertas. No puedo acusarlo sin pruebas. Mientras tanto, no puedo dejar que un basilisco vague por el castillo como si fuera suyo.

- No irá a enfrentarse a él, ¿verdad? – preguntó Avril con preocupación.

- ¿No debería? – insinuó Albus sonriendo tras su larga barba.

- No me refiero a eso. Quiero decir, a lo mejor eso es lo que espera Voldemort. A lo mejor quiere que sea usted quien se enfrente a esa criatura.

Muy bien Voldemort podía querer que el director se enfrentara a la criatura y ver si tenía la suerte de que esta acabara con la vida del anciano. Albus golpeó rítmicamente los dedos contra la madera del escritorio antes de contestar, sonriendo por la audacia de Avril.

- Precisamente por eso, no seré yo quien acuda.

- ¿Y entonces quién? – esperaba que no se refiriera a ella. No es que enfrentarse a un basilisco fuera igual de fácil que comer patatas.

- Unos conocidos que trabajan en el Departamento de Aurores, por supuesto. Me pondré en contacto en este preciso instante, aunque me gustaría pedirle un favor.

- Claro, solo dígalo.

- ¿Le importaría llevarlos ante la Cámara? No tiene que entrar, solo abrírsela – se tranquilizó al instante de escuchar esas palabras, pero una duda la asaltó.

- ¿Y cómo les explico que puedo hacer eso?

- No será necesario, yo me encargaré de las preguntas.

- Está bien, como usted diga.

...

..

.

Tragó saliva una vez más antes de asentir con la cabeza. Las manos de Sirius ahuecaron su cara, sujetándola con firme delicadeza y besó sus labios castamente. Se mantuvo ahí unos segundos antes de separarse y llevarla de la mano hasta la salida del pasillo. Miró a ambos lados y la guió por el camino contrario al que se había ido el basilisco.

Recuerdos Pasados (Actualizaciones lentas)Where stories live. Discover now