Parte 1

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- Mamá, ¿Quién es el niño que vive en la casa de en frente?- Miraba por la ventana de la cocina.  Había un niño mayor que yo que estaba jugando con su padre a la pelota,  se estaban divirtiendo por lo que no paraba de reír, guiaba la pelota con sus pequeñas piernas para llevar el balón a la portería donde se encontraba su padre sonriendo y haciendo el amago de parar el balón cuando el niño le dio una patada a éste. Después del gol, éste y su padre ya se iban a su casa disfrutando un buen rato jugando al fútbol, los dos estaban contentos de pasar un tiempo de padre e hijo. 

- No sé cariño, son los vecinos nuevos, la señora McLaggen se ha ido a Texas, ahora no se que haré sin mis tardes de café con ella, creo que empezaré a pasear o apuntarme a yoga , aunque para mí edad no es conveniente. - Mamá estaba apurada, no paraba de ir de un lugar a otro, cortando espárragos y limpiando el pescado mientras removía la cacerola. - Mi amor, si quieres ve a darles la bienvenida, las galletas horneadas están en esa mesa, coge algunas y dáselas como bienvenida a los nuevos vecinos.

Asiento y hago lo que me pide, voy hacia el armario a coger una cesta y me dirijo hasta la mesa a tomar una docena de las galletas recién horneadas y con un olor delicioso, no puedo evitarlo y me cojo una para mí.

-Mamá me voy ya- comento poniéndome mis zapatitos de princesa, el abrigo y terminando lo que queda de galleta.

- Vale cariño, no vuelvas muy tarde. Dentro de nada ya tendré la cena lista.- viene a mí y me da dos besos tiernos en la mejilla como despedida, me mira si estoy bien abrigada, y vuelve a dirigirse a la cocina.

Salgo de la casa y cierro la puerta, camino hasta esa puerta a pasitos rápidos ya que hace frío y está todo nublado. Es una casa de doble piso como todas las demás, pero en esta particularmente tiene un color azulado como el cielo, mientras que las demás son blancas. Ese toque se lo dio la señora McLaggen, decía que el color blanco no tiene tanta personalidad y que para eso preferiría pintarlo incluso de amarillo fosforescente mismamente; mi madre la convenció de que pintarlo en azul cielo era lo mejor, para sus ojos y el de todos los demás.

Al llegar a la puerta, toco el timbre y me recibe una mujer muy guapa. Tiene un pelo castaño claro, sus ojos son de color ámbar y sostiene una sonrisa muy maternal. Se agacha hasta mi altura y me pregunta:

-Hola pequeña.  ¿Quién eres?- me dice todavía con esa sonrisa tan confiable.

-Soy la vecina de en frente -sonrío enseñando mis dientes, aunque me faltan los incisivos - mi mamá no puede salir a saludaros pero me dijo que os diera estas galletas como bienvenida. - digo señalando las galletas y tendiéndole la cesta.

La mujer las recibe abiertamente y me da las gracias por el detalle.

-Bueno, no os tendríais que haber molestado, pero gracias de todas formas- dice volviéndose a ponerse de pie. - Por cierto, tengo un niño, podéis jugar, a Jared le vendrá bien hacerse nuevos amigos, ahora vuelvo - La mujer se va a las escaleras y grita un sonoro "¡Jared, baja por favor!", se escucha un leve "Ya voy" con una voz fina y aguda. Tras unos leves sonidos de alguien corriendo y bajando las escaleras  da paso a un niño de ojos de color marrón como el chocolate y con la misma sonrisa que su madre, es el niño que estaba jugando con su padre al balón, se acerca lentamente hasta llegar a donde estamos, automáticamente las manos de la madre se posan en los hombros de él.

La mujer con sonrisa bonita se despide de nosotros soltando al niño y nos advierte de que no lleguemos tarde a nuestras casa.

El niño asiente a su madre y vemos que se aleja a lo que supongo que es el salón, el niño voltea a mirarme y pronuncia- Hola. Mi nombre es Jared, ¿y el tuyo?- suena confiado, todo lo contrario a mí.

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⏰ Last updated: Apr 10, 2020 ⏰

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