Capítulo XIX. [I]

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― ¿Y ahora? ―preguntó Eileen―. Si uso el fuego de seguro causo un desastre y el rayo solo quitaría unos cuantos.

―Te puedo ayudar entonces ―dijo Aixa sacando sus espadas y apuntando al cielo.

Espero a que estas se bañaron con la energía de la Luna y sonrió satisfecha.

―Ataquemos al mismo tiempo ―dijo Aixa.

Eileen asintió preparando el rayo. De repente dos grandes ráfagas de luz atravesaron aquel túnel de espinas destrozando su interior. Todavía había algunas ramas que no permitía el paso de la luz y dejándolo en completa oscuridad.

―Continuemos ―dijo Aixa caminando, pero Eileen no se movió―. No me digas, ¿le tienes miedo a la oscuridad?

―Un poco, desde pequeña siempre he sentido como si alguien más me vigilara desde ese ahí... ―se tocó su pecho y trató de tranquilizarse―. Pero no puedo decepcionar a Aurán.

Aixa tomó su mano y comenzaron a correr, deseando que el túnel acabara pronto.

Los demás participantes también se toparon con picos de piedra, barreras de espinas y otros tuvieron la mala suerte de toparse con terremotos y fisuras en el suelo. Todos los dioses estaban en un palco especial observando la prueba por medio de cristales enormes. Los que tenían más dificultades eran lo del reino Fihe, el dios del Fuego estaba un poco furioso y decepcionado de aquellos fihen que sufrían pues en un campo de tierra no tenían altas probabilidades de éxito.

En cambio, las Dylus, del reino de Aqua habían usado sabiamente su poder creando algunas olas que les ayudara a atravesar los picos. La pareja de hermana y hermano del reino de Wikü, danzaron con el viento y como los del Aqua no tuvieron dificultad alguna.

―Muy bien chicos ―dijo Eferina muy feliz, la diosa del Viento.

―Tuvieron suerte ―dijo irritado Serafel, el dios del Fuego.

― ¿Celoso? ―lo desafió.

―Dioses compostura por favor ―ordenó Aurán.

Y todos obedecieron.

Ella estaba tranquila, en lo que iba de la prueba Aixa y Eileen habían hecho un gran equipo y estaban resolviendo bien los obstáculos, todavía faltaba mucho camino por recorrer y estaba esperanzada de que lo lograrían.

Salieron del túnel y se encontraron con una pequeña pradera, el bosque estaba al fondo y un sol brillante hacía que brillara el pasto.

―Qué bonito ―dijo Eileen.

―No hay que confiarnos ―advirtió su compañera―. Es demasiado hermoso para ser verdad.

Caminaron con cuidado, con sus ojos muy abiertos inspeccionando cada rincón. Unos aullidos las puso en alerta y juntaron sus espaldas Eileen vigilaba el lado derecho mientras que Aixa miraba por el lado izquierdo. Salieron de la nada tres feroces lobos de hielo corriendo a gran velocidad. De su boca salía una especie de neblina y sus ojos eran azules como su pelaje. Los colmillos y garras las ponían nerviosas.

― ¿Qué es eso? ―preguntó Eileen asombrada.

―Ni siquiera yo lo sé... esto de seguro fue obra de la diosa Aqua, no con lobos comunes en Nurtonal.

Uno de ellos se adelantó y se abalanzó sobre de ellas, pero Eileen logró repelerlo con la ayuda de su escudo. Aixa aprovechó para recargar sus espadas con energía y ayudar a la sucesora.

Los otros dos lobos ya estaban muy cerca cuando Aixa logró acabar con uno de ellos al lanzarle sus espadas las cuales se incrustaron en su pecho dándole muerte instantánea. Eileen uso su rayo para paralizar a la otra criatura y sacó la daga de Aloysia para encajarla en su cuello.

El lobo comenzó a convertirse en copos de nieve que desaparecieron con el viento, la daga cayó al pasto. El tercero se recuperó y fue hacia ellas, pero un dragón blanco lo rodeo en cuestión de segundos y acabó con él con el calor de sus llamas.

Eileen suspiró tranquila porque el fuego no se extendió en el lugar, sino que solo consumió una parte. Dejando quemado un circulo en la pradera perdiendo así la belleza que la destacaba.

―Buena jugada ―dijo Aixa recogiendo sus espadas―. Que susto nos hemos llevado. Estuvo cerca, debo de agradecerle a tus entrenadores el trabajo que han hecho contigo.

―¿De verdad crees que soy buena? ―preguntó sonrojada.

―Serás una gran diosa, eso no lo dudes ―dijo y vio a lo lejos una marca conocida en el tronco de un árbol―. ¡Mira! ¡Es por allá! ―corrió hacia la marca y Eileen la siguió.

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CYELITY. La elegida. [Libro I] [En edición]Where stories live. Discover now