Me paseo por la gran mansión, y me quedo algo atontada al recorrer muchos pasillos iguales.

Ratas... esta mansión a de ser más grande que la escuela de Harry Potter...

Esto me recuerda a los hospitales. Silenciosos, terroríficos y blancos. Ugh.

Cuando me doy cuenta de que no encuentro más que puertas iguales, me regreso. Camino, camino y camino, hasta llegar a la puerta del cuarto de Cameron.

O eso creía. Hasta que abrí la puerta, y me encuentro con una recámara llenas de fotografías. Las cuatro paredes llenas de cuadros y marcas de crecimientos... woah.

Sin dudarlo, entro. Recorro mi mirada por estas paredes, y mi boca se abre poco a poco por el asombro.

Mi vista para en una foto.

Son los gemelos, creo que tienen alrededor de seis o siete años. Ellos están sonriendo, viéndose el uno al otro sobre una pelota de colores. Me río al verlos chimuelos.

En otra foto, salen con su Hermana mayor, Jane. Según me cuentan, estudia en Nueva York, así que solo la ven en días especiales como navidad o en sus cumpleaños.

Pero en otra foto, está toda la familia. Los padres, la hermana, los gemelos, e incluso su antiguo perro, Dante. Parecen tan felices, y se nota que el amor abunda...

Miro con detenimiento ese, y sin poder evitarlo, llevo mi mano a mi pecho, con el puño cerrado.

Yo hubiera deseado tener una familia. Incluso me conformaba con una mamá, o un papá. Pero lamentablemente soy huérfana. Según lo que mi expediente decía, mis padres fallecieron. Mamá al darme a luz, y papá fue asesinado por un grupo de hombres ebrios. Le dejaron marcas por todas partes, o más bien, mordidas.

No hay que ser listo para saber que fueron vampiros.

Pero desde luego, no quiero venganzas ni nada, ya que, como anteriormente decía, odio la violencia.

Un sonido hace que de un saltito en mi lugar. Es la puerta.

Oh no... ¡Ellos llegaron!

Salgo casi corriendo de ahí, y cierro la puerta lo más silencioso que puedo. Después empiezo a trotar por estos pasillos, pero no doy con el cuarto de mi amigo.

Por todos los cielos, ¡¿Para qué ocupan tantas habitaciones?!

Corro, y corro, y corro, pero nada. Estaba a nada de gritar de frustración, cuando veo las escaleras.

No tengo más opción...

Respiro hondo, y bajo las escaleras. Me parece una eternidad, pero pronto llego al primer piso.

¡Juro que siento como si hubiera hecho abdominales!

— ¿Camila? ¿Cameron? ¿Dónde están?— Hablo lo más fuerte que puedo, pero al mismo tiempo tratando de no gritar.

— ¡Aquí, Alissa!

Camino en dirección donde escuché la voz de mi amiga, y pronto doy con la cocina.

Ahí, me reciben cuatro personitas, abrasándome los pies.

— ¡Ali!— Chillan.

Me agacho para así abrasarlos bien.

— Holaaaa.— Les besó la coronilla de sus cabezas, y pronto me sueltan.

Me paro y busco con mi mirada a mis amigos, pero nada.

— Los hermanos locos no están aquí, Ali.— Habla Kelly, llamando mi atención.

— ¿Ah, si?

— Sip.

— ¿Y dónde están?— Pregunto con una sonrisa.

— En la sala.

— ¿Y dónde está la sala?

— Yo... ah...

— ¡Yo te guío!— Gael me agarra de la mano y empieza a jalarme hacia otra puerta.

Les hago una seña a mis niños para que no hagan un desastre, y ellos parecen captarlo.

Recorremos otros pequeños pasillos, hasta llegar a la dichosa sala.

Woah, vivir en una casa así de grande a de ser cool.

— Aquí.

Entro junto con él, y pronto veo a los gemelos. Iba a saludar, pero pronto me doy cuenta de que no están solos.

No puede ser...

El chico del mercado estaba ahí, tomando tranquilamente de un vaso de vidrio. Él, al verme, escupe su agua.

— Gael... vete con tus hermanitos.— Susurro, y él de manera obediente lo hace.

La loba de la manadaWhere stories live. Discover now