Capitulo 3: La prisión

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- Tu eres el hombre que busco..- Dijo con total seriedad.

Mi unica reacción fue alejarme lentamente gruñendo mientras hacia crecer mis afiladas uñas. preparándome para tener que usarlas.

-Pero no con el que deberias meterte..- Fue lo ultimo que dije antes de lanzarmar a atacar.

Sin embargo, mis planes fueron aplacados cuando esa bala impacto en mi frente, la cual consigo trajo un gran dolor que me dejo al borde de la inconciencia.

-Oh, lamento tener que molestarte, pero se me fue encomendada una sola tarea, y para ello debo ser lo mas eficaz posible asi que..no te lo tomes personal.- Dijo solo para volverme a apuntar con su arma.

Tirado en el suelo con un orificio de bala atravesando mi cráneo solo logre balbucear.

-Hijo de p..-

-[Disparo]-

-

-

-

-

Todo estaba oscuro. No podia ver nada. Solo podia oir los gritos y el llanto de mi hijo. Entre los sollozos podia oir claramente su voz.

"Tu lo hiciste"

-No...-

"Es tu culpa"

-¡No!

"Tu me mataste"

-¡¡Noo!!-

Otra vez la misma pesadilla. La misma con la que despertaba cada madrugada gritando y sudando frío, sin poder evitar derramar varias lágrimas mientras me lamento.
Aquello ya se habia vuelto parte de mi rutina. Sin embargo, éso no dejaba de torturarme cada dia.

Pero dentro de todo mi tormento emocional, logre darme cuenta de mi sutuacion tan irregular.

Percibí estar en un lugar extraño, con un olor que se me hizo extraño reconocer.

Y debido a mi instinto de reaccion agresiva, automaticamente, me puse en alerta.

-Esta no es mi casa..- Me levanto.

-¡¿Donde estoy?! A donde me trajeron?!- Pregunté exasperado por mi confusión.

Me encontraba acostado en el piso, rodeado de paredes de metal, y nada mas que una puerta con escotilla del mismo material. Entonces llegué a la obvia conclusion de que me hallaba en una celda.

Mi frente estaba humeda y con una venda cubriendo mi herida.
Habia alguien mas conmigo. Alguien me habia curado. Percibí un olor particular. Un agradable olor a flores, probablemente un perfume.
Empece a buscar con la mirada desesperado a aquella persona.

Y entonces la vi; una joven mujer vestida con una bata de cientifica, de tez clara, cabello oscuro atado con un par palillos chinos. Y unos grandes pero ligeramente achinados, color verdes con un hermoso brillo que los hacian lucir aun mas bellos. A simple vista me recordaban a los de un gato, pero no como los de aquellos gatos uraños que pareciera que quieren matarte, sino los de aquellos cariñosos e inocentes que solo buscan afecto.
Dos esmeraldas que encajaban perfectamente con su delicado rostro.

Me quede perplejo, todo rastro de confusión e ira desaparecio. Pero al parecer ella no tuvo la misma reacción.

Se encontraba recostada en una esquina, totalmente aterrorizada.

Probablemente en su lugar cualquier persona habria reaccionado de la misma forma, si esque viera a un tipo con uñas que parecian garras, dientes caninos y aspecto de vagabundo, despertarse gritando como un maniatico.

LOBO | el hombre que se convirtió en bestia |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora