Corría el año 1760, una vez más se encontraba allí, en ese lugar oscuro, lúgubre con una pequeña ventana rota, sitio de tantos recuerdos oscuros, con sus amigos y vecinos de la infancia...
Don Tiburcio, hombre caucásico, buscaba algo desesperado, que le hiciera entender el porqué de tantos años en soledad, oscuridad y sin visita alguna.
En la humedad de ese lugar se encontraban sus más preciados recuerdos. Y ahí en un rincón, estaba ese baúl, el cuál nunca se atrevió a abrir. Hasta que, ya exahusto, achacado por los años y sintiendose próximo a su lecho de muerte, tomó impulso y lo abrió...
Allí estaban sus disfraces con los cuáles solía divertirse en su niñez, pocos eran sus recuerdos, que andaban en su mente, la vejez ya se cobraba su tiempo.
Y ahí estaba, al fin una foto, al mirarla se le aclaraba ya su cansada mente. Y lo traían a esa maldita noche, en donde sus propios amigos, y vecinos, lo habían asesinado y abandonado su cadáver (jamás descubierto) "viviendo" sin recuerdos, en ese, olvidado sótano.
