Inuki

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                                                                                       2- Inuki

Me explicaré mejor…

Inuki es mi esclavo, un “surebu” en la escala jerárquica de mi especie, ¿yo?,  un Kurai; lo que significa que soy alto entre los altos, pero no el más grande, me gané mi rango con una inquebrantable lealtad y obediencia y al final bebí la sangre de nuestro padre y creador, aquel que es todo lo oscuro y oculto. Y así alcancé el rango de Kurai, se debe derramar la propia sangre en beneficio del oscuro, para merecer beber una gota de su sangre, en mi caso fui desmembrado al protegerlo y eso me valió su reconocimiento y su protección, he bebido de su sangre más de lo que cualquier otro Kurai haya bebido antes, pero ya conocerán mi historia; ahora el que me importa es Inuki.

Al convertirme en Kurai fui recompensado con un Surebu, un esclavo; yo aún no despertaba de mi letargo cuando Inuki ya dormía bajo mi cama pendiente de mis “signos vitales”. En realidad él era el “Surebu” de  Kaoru, otro Kurai, que renunció a él para conseguir un surebu femenino, alguien a quien pudiera “hacer suya” a placer.

 Kaoru dijo que Inuki me escogió, yo lo conservé porque me pareció hermoso y ya había demostrado su fidelidad, además: no estaba de humor para buscar nada mejor.

 Cuando llegó a mí, Inuki era un hombrecillo de piel blanca, ojos púrpura y cabello corto que parecía haber sido arrancado de su cabeza, tenía cicatrices por todo el cuerpo y una mirada esquiva, pero no una mirada esquiva por obediencia sino llena de odio, un odio que buscaba ser escondido desesperadamente. Él no quería que su amo Kaoru se percatara de cuánto lo odiaba. Se sorprendió cuando le dije que Kaoru no necesitaba verlo para saberlo, siendo un Kurai simplemente lo sabes, no hay nada que alguien de un rango inferior pueda ocultar, supongo que violé el código cuando le confesé eso a Inuki, ni siquiera yo lo sabía hasta que me convertí en un Kurai.

Afortunadamente para mí, los Kurai no podemos descifrarnos y el único que puede hacerlo jamás se mezcla con los de “abajo”. Le devolví a Inuki su piel perfecta, después de todo ahora sería mi Surebu, y no quería tener algo “imperfecto”, aun cuando hubiera sido un regalo, su cabello creció en cuestión de años aunque nunca lo dejó demasiado largo, le obligué a que lo dejara crecer más y le he ordenado que lo mantenga así porque me recuerda a ella, algo que Inuki sabe y lo hace sufrir, pero jamás se queja; mientras pueda sentir mis manos acariciando su cabello qué importa si lo hago pensando en ella.

 Tendría unos trece años cuando se convirtió en Surebu y fue a mi capricho que decidí que conservara su imagen de diecisiete. Porque me recordaba a ella…

 Inuki se enamoró de mí, es incondicional, su deseo más grande es hacer exactamente todo lo que yo le pida, el objeto de su existencia no es otro más que estar a mi lado. Algo que no ha sido fácil los últimos 135 años.

 Abandoné el Zeol cuando me percaté que era imposible seguir fingiendo, saqué a Inuki y le hice ver el mundo que jamás había visto, él había estado en el mundo de la luz hasta que cayó en la trampa de un Zankoku-za, que le hizo creer que lo amaba, el primer amor de Inuki y quien lo hizo convertirse en un ángel caído sólo para venderlo como Surebu a Kaoru.

 Como surebu puede convertirse en cualquier forma que yo le ordene, siempre que sea yo quien se lo ordene, no tiene voluntad propia y no puede hacer otra cosa más que obedecerme, siquiera pensar en lo contrario le merecería un castigo ejemplar. Ha estado a mi lado los últimos 10,000 años y jamás lo he reemplazado. Lo que me ha merecido la crítica y las burlas de otros Kurai, para ellos los surebu son un juguete que se cambia cuando uno ha dejado de divertirse con ellos, los he visto hacerlos sus amantes, sus juguetes, sus mascotas y hasta la cena. Yo hice de Inuki mi compañía, le puse Inuki en honor a los perros, observé a esos animales en mis visitas a la tierra y todos parecían ser así: leales.

 ¿El nombre real de Inuki?, no tiene importancia; si alguna vez lo mencionó seguro lo olvidé, hice de él algo más que mi esclavo, lo hice mi confidente y con eso mi cómplice; lo que lo hace igualmente un traidor a aquellos a los que pertenece. Si un día me descubrieran no tendría oportunidad alguna de sobrevivir. Si algún día eso sucediera, llevaría una carga más sobre estos hombros y mi único refugio es confiar en que es mi secreto mejor guardado, he de mantenerlo lejos del que me regaló su poder, él, el más oscuro…

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 -¡Desdichados aquellos que creen que pueden engañarme!, y con su desgracia han hecho mis días, nada puede cubrirse de la oscuridad cuando en el intento la llaman a su puerta, pero he de ser juez del juego que el destino quiere empezar, el que todo lo ve y lo cuenta pues una historia tiene muchas caras y es de todos conocido que la curiosidad es grande. ¡Oh fortuna que pones en manos de mis elegidos la batalla cruel en la que tendré que ver la sangre que más amo derramarse en mi nombre!; y así llorar a todos los que son míos, pues mi sangre les di al hacerlos los elegidos, y consciente se las di, de que un día habrían de derramarla, nadie y todos son importantes; y al mismo tiempo; nadie y todos son imprescindibles… Inuki, Inuki… qué mala jugada del destino han hecho con tu dulce existencia, aquel que se entregó por amor olvidando que el ser más importante has sido tú. ¿Será que contarás tu historia con esos ojos necios que no te permiten ver lo que yo veo?, ¿tendré que contar el resto para que no se diga nada que no sea real?

                                                                  

汚名 Omei <Yaoi>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora