23. Mi gran amor.

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Ésto que escribo es honesto,
no es pretexto,
ni funesto.

Todo lo que soy se refleja en mis textos.

Desde sexto grado de preparatoria, ella está en mi memoria, no es la única pero sí mi mejor historia.

La que no me ignora aún cuando soy una escoria.

Aunque por mí ella
ni se inmola, para mí es la única merecedora
de coronas.

La que se llevo mi cora-zón.

Para ella es ésta Oda,
porque la pienso a todas horas y por eso te amo.

Cuando vienes y me exploras, me deboras
como llamas abrazadoras.

Y yo pensando, ¿ésta vez qué me harás?
¿Me tocarás?
¿Me inspiraras?
¿Me elevarás
o me dejarás
y te irás?

Con risas o con iras,
me intrigas.

Y es que tu carísima,
es tu mejor virtud,
me llenas el espíritu,
me dejas en estado de esclavitud.

Y tú, tan indiferente,
tan omnipresente,
como un ente,
sin un antes,
me dices todas las cosas por delante.

Ante tu fría mirada me pides que te cante.

Me aconsejas que aunque pasen los días, o las horas, yo nunca me harte ni me canse.

Y me dices que no pare,
que siga y que siga,
hasta derrotar todos mis males.

Por eso, es que me das fuerza y vida, alegría,
compañía, y estás en mis rimas todos los días.

Iba, iba y nunca venía; hasta que quien diría,
que por ti cambiaría,
todos mis vicios dejaría.

Y lo digo, y lo repito
¡que lo sepa todo el mundo!

Porque no me canso de oírlo. Eres tú mi paz y vida, mi alegría,

y la más fiel de mis compañías
y te llamas poesía.

La vida en Poesías.Where stories live. Discover now