Louis acabó de escribir el último mensaje, antes de soltar un suspiro y enviarlo. Harry nunca leía sus mensajes de inmediato, lo que lo alivió internamente.
No tenía la valentía de decírselo frente a frente, y tal vez lo que hizo fue su mayor cobardía, pero se sentía libre al haberle confesado sus sentimientos finalmente.
Después de todo, sería difícil que volvieran a verse.
—¡Louis! —exclamó su madre desde lejos—. Hay que embarcar, estamos por irnos.
Louis asintió antes de levantarse y dirigirse hacia su madre y el resto de su familia, mientras volvía a revisar su teléfono. No había rastro de Harry. Tampoco esperaba que lo hubiese.
Sonrió con tristeza y apagó el móvil.
Él estuvo a punto de confesarle sus sentimientos a Harry innumerables veces. Pero nunca dijo nada. Tal vez, si lo hubiese hecho, su vida habría cambiado por completo, y en vez de enviarle un mensaje confesándole sus sentimientos a su mejor amigo, estaría asegurándole que seguirían juntos a pesar de la distancia, y que nada podría romper su relación.
Estaría asegurándole que lo amaba, y Harry estaría asegurándole que también lo hacía.
Pero no lo hizo, y Harry tampoco le aseguró nada.
Su vuelo a Australia salía en poco tiempo, y tenía que apresurarse.