Héctor se puso de pie y caminó hasta la cocina, que se veía desde la sala. Al rato, regresó de ella con un sandwich de jamón y queso y jugo de naranja, y lo puso en la mesita en el centro de la sala, justo frente a mi. Parecía como si Héctor hubiera leído mi mente.

-Creí que deberías cenar algo. Han pasado algunos años, pero aún recuerdo que en la noche los humanos suelen cenar. Lamentamos no tener algo mejor que ofrecerte.- dijo Héctor, sonriendo de repente, mostrando aquellos dientes tan blancos, dientes de vampiro.

-No hay problema.- dije, y agradeciendole por el gesto, comencé a comer el sandwich. La verdad, estaba delicioso. Héctor y Lucía salieron de la sala, diciendo que iban a cazar, si no era problema para mi, a lo que respondí que no. Ya había cenado, era hora de que ellos lo hicieran también.

-Una pregunta.- dije, terminando el jugo de naranja- ¿Qué pasa cuando un vampiro bebe sangre de brujo?-

-Bueno...- comenzó a decir Cristóbal - Nunca lo hemos hecho, pero sabemos que si un vampiro bebe sangre de brujo, sus poderes se aumentarían considerablemente.-

-¿Poderes? ¿Como cuales?- pregunté, curiosa.

-Además de la velocidad, la fuerza y los encantamientos con la mirada, los vampiros tenemos ciertas habilidades extra. Pero solo pueden hacerlo los que sean realmente antiguos, o los que beban sangre de brujo. Algunos pueden volar, otros pueden transformarse en animales... Y si bebe mucha sangre de brujo... Es posible que pueda entrar en una casa humana.-

No era posible. Ahora si que estaba perdida. Ariel estaba usando al brujo como fuente de sangre para intentar entrar en la casa y poder matarme.

-Pero... No es seguro ¿verdad?- pregunté.

-Exacto, no sabemos si sea cierto. Hay demasiados rumores con respecto a cuando un vampiro bebe sangre de especies mágicas, pero por lo menos nosotros jamás hemos querido comprobarlos. Solo bebemos lo necesario y es todo.-

Me puse de pie y caminé hacia la puerta corrediza que daba al patio, y lo que vi me sorprendió. En el jardín trasero de la casa de los Bolívar había una hermosa piscina. Abrí la puerta y corrí hacia el borde, donde vi el agua sumamente cristalina y profunda. Me quité los zapatos y metí los pies en el agua, que estaba muy cálida. Fue una sensación agradable. Por un momento, quise estar apartada de los problemas de vampiros, brujos y humanos.

-Pareciera que nunca has visto una piscina.- dijo la voz oscura de Cristóbal en forma divertida, que al voltear la cara lo pude ver acercándose a mi con aquel caminar felino y sensual.

-La verdad si he visto piscinas. Cuando era niña estaba en natación, y fui campeona por tres años seguidos. No gané el cuarto año porque caí del techo de mi casa y no pude competir en meses.-

-¿Quieres darte un baño?- preguntó, sentandose junto a mi. Se había quitado tambiñen los zapatos y metió sus pálidos pies en el agua, al igual que yo.

-¿Estás loco? Cuando salga del agua el frío me mataría.-

-Vamos, no seas cobarde. Además, la piscina tiene calentador.- dijo él, sonriendo. Sus labios curvos hacia arriba lo hacían ver excepcionalmente guapo.

-Ustedes no escatiman en lujos.- dije, divertida.

-¿Qué te puedo decir? Nos gusta el agua caliente.-

-Bueno, vamos a bañarnos.- dije, y lo empujé al agua, donde hizo un salpicón enorme, mojándome casi completamente. Me reía a carcajadas cuando el sexy vampiro salió del agua, con su cabello oscuro peinado hacia atrás, todo empapado. Me miró con aquellos ojos oscuros y atractivos, y en un segundo, no se como pasó, pero estuve también en el agua.

Sol Durmiente.Where stories live. Discover now