LA INJUSTICIA DE TUS ACUSACIONES

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A final de cuenta, todo resulta lo mismo, no había cambio. A veces parecía que la tormenta se alejaba y cuando menos te lo esperas te vuelve atacar.

Regresa el mismo monstruo, una y otra vez, no se cansa de asustarte; de repente tienes miedo y te apagas.

Hay un vacío infinito entre mis emociones y mi cerebro, uno de ellos no está funcionando bien, y en ese vacío me encuentro justo ahora, justo cuando el cielo vuelve a relampaguear.

Hay una sola razón por la que escribo esto, no tiene edad ni sentimientos, cada hora me vuelve a enseñar el cuchillo, ese que tengo en este preciso momento, ese que me voy a enterrar, hasta que el corazón de su último aliento; no te equivoques, a ti no te voy a matar, solo quiero que sepas que antes de llegar a este punto te di la oportunidad de poner rosas en la mano en la que ahora tengo una pistola. ¿Te soy sincera?, lee esta hoja, tal vez así puedas entender en que estuviste mal; descuida, no te estoy echando la culpa de la bala que me voy a depositar en la boca.

Sé que entre más avanzas leyendo esto, más miedo te recorre por el cuerpo; yo recuerdo que escribía del amor, de las posibilidades en la vida, esperanzas y canciones bonitas, cada noche te los leía, enfatizaba la voz, para que te llegaran al corazón, pero tus palabras me hicieron roca, la bendición que me dabas a diario, con el alma fría. No te quejes, después de esto no quiero que hables de mí, no quiero que me recuerdes.

¡Recházame!, como cuando me corriste de tu casa, porque te di un coraje.

Mira la hora, conforme van pasando los segundos, la soga de la muerte me aprisiona suavemente.

Hay una razón por la que escribo esto, no es por amor ni dolor, no tiene edad ni sentimientos, no te la voy a decir, mi cerebro se está secando, ya no quiere escribir.

AUTOR: CHARLY SOTERO


A T U R D I D AWhere stories live. Discover now