Capítulo 8: Un Poco De Alivio.

Magsimula sa umpisa
                                    

- No muy bien del todo.- admití.

- Entonces que haces aquí?.- me pregunto con una dureza y una frialdad en que no le había visto nunca.
 
- Cielo como me preguntas eso… yo estaba preocupado por ti, yo necesitaba verte, necesito… no necesitamos encontrar la manera de solucionar esto…- le dije intentando poner mi alma en cada palabra.- Yo sé que lo jodí, que fui un imbécil, tienes razón no puedo recompensarte lo que paso anoche… pero … necesitamos… necesito encontrar la manera de que arreglemos esto mi amor… yo no puedo… no puedo estar así contigo, necesito estar cerca de ti.- hice una pausa inspirando e intentando acercarme, y ella colocó sus manos en mi pecho intentando que no me acercará a ella, y un siseo de dolor hizo que me concentrará en la venda de su mano…- Dios princesa que te paso.- le dije tomando su mano con cariño. Recordé los vidrios del cuarto, y la sangre…  y por un momento sentí pánico de que ella hubiese atentando… no… no ella no pudo… no, me dije, ella pareció entender mi expresión, y con brusquedad saco su mano de la mía, aunque obviamente eso le produjo un intenso dolor en la herida… a ella… a mi en el alma, no quería que se apartará así de mi.

- Claro que no Christopher… no seas imbécil.- me dijo.- no te lo mereces.- me dijo con toda la rabia y el dolor que sentía resonando en su voz.- me corte intentando recoger los vidrios… sabes como me pone la sangre.- claro que lo sabía… había pocas cosas que mi ángel odiara más que la sangre, las agujas y los hospitales… y ahora parece que a mi… dije mientras mi corazón se encogía de dolor.

- Dios cariño estas bien?.- nuevamente no me dejo acercarme.- Cielo no me apartes así de ti… por favor.- ella solo se encogió de hombros y se dio la vuelta, hablando como si mi última petición  no hubiese ocurrido.

- Le pedí a Raúl que me llevara al hospital, me revisaron la herida… me quitaron los vidrios y me cocieron la mano, la herida es bastante profunda a decir verdad.- me dijo con su voz cada vez más baja.

- Raúl… RAÚL…. Demonios Sofi, porque no me llamaste?.- pregunté con dolor, porque había acudido a él y no a mí.

- Christopher estabas atendiendo a TU HIJA que estaba o esta enferma.- me dijo, me acerque a ella, haciéndola girar para que quedara frente a mí.

- Sofi… princesa… mi hija es inmensamente importante para mi…- me interrumpió sin dejarme terminar.

- Eso quedo perfectamente claro anoche.- me replico.

- Cielo… cielo, escúchame, por favor.- le rogué.- no voy a renegar de mi hija, no voy a negar que ella es importante para mi.- le dije mientras Sofi miraba al suelo, tome, su barbilla con mi mano, para hacerle levantar la barbilla y que fijara en mi sus bellos y tristes ojitos.- Mi hija tiene parte de mi corazón, pero el resto de mi corazón, mi vida y mi alma, te pertenecen a ti mi amor. Porque no me llamaste princesa?.- le dije, en un susurro, que parecía más un ruego que una pregunta.

- Christopher por Dios.- se rió sarcásticamente y se apartó de mi lado… de nuevo.- Que querías… que llamará al celular, el cual ni podrías atender porque estabas con tu hija enferma y tu esposa a tu lado.- me recriminó.- o mejor aún… querías que llamará a tu casa y le dijera a tu esposa… “Hey Nicole… que tal has estado?... le puedes decir por favor a Christopher que venga a NUESTRO departamento para que me lleve al Hospital… sabes es que tu marido es mi amante, y se suponía que hoy la pasaríamos juntos porque es nuestro segundo aniversario, pero como me dejo tirada, después de que se la paso de lo mejor en mi cama, me dio un ataque de histeria, estoy herida y necesito que me lleve a que me curen”…-me dijo con ironía.

- Sofi… esto no es necesario… no nos hagamos más daño.- le dije, pero sin medir la dimensión de mis palabras.

- Eso mismo he pensado yo toda la noche Christopher.- me dijo y su rostro se torno pálido, me asustó lo que vendría después.

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