II. L'ombrello

193 24 11
                                    

Capítulo dos: El paraguas

Leía tranquilo en el inmaculadamente blanco banquillo del parque, disfrutando de la brisa veraniega y la reconfortante sensación del papel entre mis dedos, por supuesto jamás preví la llovizna que comenzó a azotar, si bien durante esta maravillosa época puedo disfrutar mis vacaciones laborales, había lluvia, maldije al verano, pero claro que como un ferviente lector me dedique a cubrir de las traicioneras gotas mi libro, debajo de la chaqueta que siempre me acompañaba, el único inconveniente era que yo no llevaba absolutamente nada encima, suspire, ¿sabiendo la época que era no será acaso mi absoluta culpa al no llevar paraguas?

Trotaba para llegar a mi apartamento y poder cubrirme bajo su cálido techo de la fría brisa e incesantes gotas gruesas que golpeaban cada segundo con más insistencia el pavimento creando su propia melodía, choque con un cuerpo, pero no de cualquier cosa, era el cuerpo de una persona, por suerte atrape al chico entre mis brazos antes de que cayera de espaldas contra la mojada acera.

—¿Estás bien? —abrí un poco sorprendido los labios.

El chico se parecía a mí, inclusive en mis rebeldes cabellos, sólo faltaban aquellos otros tres imprescindibles mechones rubios, me exalte y al contrario aquel chiquillo abrió los ojos, dos gemas amatistas de considerable tamaño, su cara era aniñada y con unos ojos tan grandes como un cordero y unas pestañas largas que se batían como abanicos, si lo hubiera conocido antes, pensaría que es mi gemelo perdido, sólo que en... escala.

—Sí... yo lo siento... No vi por dónde caminaba —su rostro enrojeció.

Sonreí y solté al aparente desconocido para reemprender mi trayecto, pero un paraguas rojo se posicionó sobre mi cabello mojado.

—Compartamos, ¿si?

Asentí y camine en silencio hasta que tuvimos que separarnos en una intersección, ¿por qué acepte la invitación de un desconocido?

Aquella fue la primera vez que lo vi, ¿volvería acaso a toparme con el violeta atardecer de sus ojos?

Lo dudaba, solo eramos dos desconocidos que chocaron de imprevisto.

...

Y sin embargo, estoy de vuelta en el parque endemoniado...

Painful dropsNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ