Del otro lado del telefono

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WILLIAM
Ahí estaba ella, dormida bajo las sábanas con la espalda al descubierto, la luz del sol que entraba por la ventana le daba un reflejo precioso a su cuerpo, su cabello castaño caía sutilmente por su espalda y algunos rayos del sol alcanzaban a cubrirla. Estaba inerte  a todo lo que pasaba a su alrededor, dormida con los ojos cerrados relajadamente y sus labios apenas un poco separados. Su respiración era tranquila, relajada, como si el sueño que ella estaba viviendo fuera perfecto.
Le separé un pedazo de cabello del rostro y observé detenidamente, aquellas cejas despeinada por el ajetreo de la noche, se miraba indefensa, Rose dormida a mi lado se miraba indefensa. Toda la furia y la rebeldía que tenía se apagaba apenas dormía. Era la mujer más maravillosa que había conocido. Estuve apunto de darle un beso y entonces el cambio ocurrió.
Una voz que me alejaba cada vez más de ella como si de repente ella ya no estuviera aquí.
-William despierta - grito mi padre haciendo ruido en la recamara
No había abierto los ojos y hasta el momento no me apetecía hacerlo.
-Que despiertes de una vez - volvió a insistir
Esta vez abrió la ventana de golpe, haciendo que la luz del sol entrará por la ventana y obligándome a apretar los ojos.
-ya va - dije levantando la mano tratando de cubrir el sol que me daba en la cara
-No puede ser que sean las 12 del día y no puedas levantarte de la cama - dijo furioso
-Las 12?- dije aturdido
-Si William las doce, deberías dejar de holgazanear y ponerte a ser útil - camino por toda la habitación mirando absolutamente todo con determinación
Estaba furioso, lo conocía perfectamente y sabía que estaba muy molesto, mi padre solía levantarse diariamente a las 5 de la mañana, y no porque tuviera trabajo, porque claro en su empresa hacían todo por el, pero lo hacía por mero gusto, decía que una persona productiva y con metas no tenía problema en madrugar
-Tengo que ir al club, quedé de verme con Kyle - dije fatigado, me levanté de la cama lentamente y me dirigí al baño.
-Laura- grito mi padre impaciente
Después de unos segundos Laura apareció, Laura era la persona que nos ayudaba con el aseo de la casa. Era una persona extremadamente amable, por lo regular decía "Niño William su padre está furioso esta noche " cuando me veía entrar por la puerta, estaba seguro de que lo conocía perfectamente y sabía que de algún modo mi padre siempre estaba de mal humor.
-ayuda a William ah poner en orden su cuarto, tal parece que le gusta vivir en la suciedad - dijo apenas mirándome
Laura me dirigió una mirada risueña, y se dirigió a mi cama para recoger las sábanas sucias.
Mi padre se había marchado por la puerta y se había encerrado en su despacho, me preguntaba cómo es que no se aburría de llevar ese traje puesto todo el día. Pero sabía que no, mi padre era un obsesionado con el autocontrol.
-No tienes que hacerlo Laura - dije poniéndome la camisa blanca que usaba para ir al club
-Si que tengo, es mi trabajo niño William - dijo sin soltar las sábanas de su agarre
-¿Cuando dejaras de decirme niño William eh ? - dije sonriendo, me cruce de brazos y la observé un segundo
-es la vieja costumbre- dijo sonriendo
Laura tenía apenas unos años más que mi madre, tenía un hijo que no vivía con ella y tenía su esposo.  Trabajaba arreglando los desperfectos de la casa de vez en cuando los veía dándose un beso pensando que nadie los veía. Pero todos los veíamos solo fingiamos que no, de chico imaginaba que ellos eran mis padres y que aquellos besos robados pertenecían a un juego, pero luego crecí y esas cosas desaparecieron de mi mente.
Terminé de vestirme y me dirigí a las escaleras tomé la mochila que siempre llevaba al club y salí por la puerta principal, está vez no quería manejar Por lo que le pedí a Rubén que me llevara al club.
Rubén cómo siempre era una de las personas que se encargaba de cuidar los carros de mi padre, antes de que comprara mi moto, Rubén me llevaba a todos lados. Era un exelente conductor y su nivel de discreción me hacia sentir cómodo cuando iba con el. Subí al carro y le pedí que me llevara hasta el club, no dije una palabra mas. Pensé en lo que había pasado ayer con Mindy, tengo que decir que es algo que no debió pasar. Había sido un momento sumamente incómodo y aunque al principio parecía que me deje llevar, paré justo a tiempo. Sabía perfectamente que si me acostaba con ella cruzaría una línea muy delgada y aunque cualquier hombre en su sano juicio lo hubiese echo, yo no pude. No podía estar con alguien más. Al menos no en estos momentos,  todo a sido muy reciente y en esta etapa de mi vida la verdad es que no quería tener nada que ver con ninguna mujer. Eran obstinadas, crueles y mentirosas y aunque terriblemente fantásticas prefería mantenerme al margen. El trayecto al club se me fue volando en menos de lo que pensaba había llegado. Cruce la puerta con la mochila en la mano mientras caminaba a los vestidores me tope con varias personas  que recién  había conocido. Una de ellas se llamaba Cassandra . Era una morena alta de piernas perfectas, su cabello era corto un poco arriba del hombro de color negro, tenía unos ojos de color café oscuro y era bastante delgada.
-Te veo en el comedor - dijo pasando de largo
Solíamos desayunar juntos cuando yo me pasaba por el club.
Camine directo al jardín que daba de frente a la piscina, estaba seguro de que Kyle estaría ahí esperándome. Camine en silencio sumergido en mis pensamientos, cuando por fin llegue levanté la mirada buscando a Kyle, no estaba, miré a ambos lados pero no lo encontré pensé que tal vez se había cansado de esperar y había decidido marcharse. Me senté en la banca más cercana en lo que tecleaba el celular, busque en mi lista de contactos su número hasta que por fin lo halle. Marque el número y desidi esperar, timbró una o dos veces y Kyle respondió.
--Pero donde has estado?- sonó preocupado pero se quedó en silencio esperando que yo respondiera.
-Me eh quedado dormido, pero venga que te estoy esperando en el club - dije rascándome la cabeza
-Ya, pero entonces una noche larga eh - sabía exactamente por qué lo decía, su tono burlón fue lo que me sorprendió- llegó en 15 - continuo diciendo.
-Te espero - dije por último y colgando la llamada.
me quedé sentando en silencio, mirando el teléfono y esperando que sonara, que me sacara de mis pensamientos y me obligará a pensar en algo mas, o en alguien más.
Una risa, una  risa maravillosa que yo conocía muy bien, una risa que había escuchado millones de veces, una risa que me aceleraba el corazón y me hacía un pequeño hueco en el estómago. Me giré apresurado como si necesitara encontrar de donde provenía aquella voz, no había nadie. ¿Sera que me estaba volviendo loco ? Me giré de nuevo y miré al frente. Pero ahí estaba de nuevo, está vez más fresca, más cerca y más fuerte. Me me levanté de la banca apresurado. gire mi cabeza en ambas direcciones sin encontrar a nadie, me di la vuelta y busque entre las mesas que estaban  cercanas, solamente con la mirada. Y la ví, Rose estaba sentada con un folleto en sus manos apenas lo veia, lo sujetaba con fuerza de modo que este, estaba raramente doblado, su cabello suelto y echado hacia su espalda, tenía ropa deportiva puesta y estaba sentada sutilmente en una de las sillas. A su lado estaba alguien, que por la distancia no reconocía muy bien, me quedé observando unos minutos, y  me acerque un poco, ninguno de los dos lo noto, y ahora que estaba más cerca, lo reconocí, era el chico del antro, el chico que bailo con ella mientras yo observaba todo. El me miro, apenas levanto la cabeza me reconoció para mi sorpresa soltó una pequeña sonrisa, no una sonrisa amistosa, o la sonrisa que das cuando un desconocido te mira en la calle, si no una sonrisa que que demostraba un pequeño triunfo, como si quisiera demostrarme que él había ganado. ¿Pero es algo estúpido no? Porque el nisiquiera me conocía.
Me di la vuelta y camine en dirección a la banca, no me giré ni una vez a mirarlos. Como pude soporte la rabia y los celos que me daban al verla con alguien más. No me había dado cuenta de que tenía los nudillos blancos de tanta fuerza que había aplicado en las manos. Aunque hubiese tratado de no mirarla me era imposible, se que ella no sabía que yo estaba aquí, y se también que estaba perfectamente feliz sin mi. Eso era algo que me volvía loco, que ella pudiera continuar con su vida  dejándome atrás, y que yo no pudiera siquiera dejar de pensarla. ¿Era injusta la vida no? Era injusto ver cómo te tocaba sentarte a observar como la persona que amas se va con alguien más.
No aguante mas, me puse de pie y camine directo hacia ellos, está vez con el paso mas acelerado y la mirada fija en Rose, apreté los puños levemente y llegue a su mesa. Levanto la cabeza y me miró fijamente, había un brillo en sus ojos, un brillo que había visto millones de veces cuando la observaba. una pequeña sonrisa trato de  asomarse en sus labios, pero entonces cambio, el brillo en sus ojos se apagó de repente y su pequeña sonrisa se transformó en un rostro furioso. Cerro los labios apretandolos levemente y después los soltó de nuevo.
-Hey Rose- dije sonriente
Recargue una mano en la mesa está vez más cerca de ella.
-Hey- dijo mirando la mano que había puesto en su mesa - si no te molesta podrías quitar tu mano de mi mesa?  - más que pregunta sonó a una orden, algo que me hizo sonreír apenas lo escuché
-Y quien es tu amigo eh - dije ignorando lo que había dicho antes
La miraba fijamente, podía ver  cada facción y cada emoción que reflejaba su cara al escucharme hablar.
-Eso es algo que no te importa - dijo mientras el rubor iba creciendo en su rostro - lárgate- dijo apretando los dientes
Sabía que estaba apunto de ponerse furiosa, la conocía perfectamente.
- oh vamos, yo se que no quieres eso nena - dije sonriendo
-Te eh dicho que eres un imbécil William ? - dijo molesta
-Si, un millón de veces - dije quitando la mano de la mesa
-Parece que la señorita te ah pedido que te vayas - dijo nada voz detrás mío
Me giré para verlo un momento y me di cuenta de quién era, era el el joven que estaba sentado con ella y que había ignorado por completo. Su rostro era serio y no dejaba de observarme algo que por ser el, me molesto bastante.
- si? ¿Y quien me va a echar ? Tu?- Dije mirándolo directamente a los ojos
-si me obligas tendré que hacerlo - dijo dando un paso hacia mi
Me incline un poco a el, y cuando por fin estuve cerca hable.
-Quiero ver que lo hagas - fue lo único que dije
En ese momento Rose se puso entre ambos, puso una mano en mi pecho y una en la de el en forma de separarnos. Estaba furiosa, y sabía perfectamente que estaba furiosa conmigo.
-Cameron- dijo mirándolo fijamente echándolo para atrás.
-No has cambiado en nada William -dijo mirándome fijamente- sigues siendo el mismo animal de siempre - fue lo último que dijo, tomó a Cameron de la mano y se marchó.
La ví alejarse directamente a la puerta sin echar la vista atrás.
Me habia portado como un imbécil. No debería de importarme con quién sale ella, ella me dejó atrás y estoy seguro de que yo haré lo mismo.
Kyle llegó un rato más tarde, pasamos la tarde en el club tratando de olvidarme de mis pensamientos.
-Venga, porque no vamos está noche a tomar unos tragos, necesitas dejar de pensar en ella - dijo Kyle justo a lado del carro de mi padre
-No lo se, aveces creo que el alcohol en vez de aliviar las penas, hace que te acuerdes más de ellas - me rasque la nuca, no sabía qué hacer lo que si sabía es que más que nunca necesitaba a Kyle.
-lo se, es bastante jodido, pero hazme caso, la pasaremos genial- me sonrió débilmente y subió a su carro, no me dejó replicar simplemente se marchó.
Cuando llegue a casa, lo único que quería era descansar, había sido un día terriblemente agotador, pero sabía que si faltaba está noche y no veía a Kyle, probablemente se preocuparía más por mi y estaría llamando toda la noche.
Decidí tomar una ducha, necesitaba relajarme, pensé en todas las veces que había confiado en alguien y en todas las veces que me defraudaron. Tal vez después de todo por eso mi padre es así, tal vez después de como le falló mi madre se convirtió en lo que es ahora.
Me vestí rápidamente y salí directo al bar en donde había quedado con Kyle.
Esta vez lleve mi moto, aunque sabía que si me ponía ebrio podía llamar a Rubén y el me ayudaría. Pero ponerme ebrio no era algo que yo quisiera.  Estacione la moto y me dispuse a caminar hacia la puerta principal, estaba lleno de gente, como siempre algunos esperaban a fuera otros adentro, cada persona era diferente, había mujeres jóvenes que se reían con su grupo de amigos, había hombres mayores otros jóvenes. Algunos eran  apenas unos críos.
Camine en dirección a la puerta, me abrí pasó entre las personas y justo cuando estaba apunto de entrar sonó mi teléfono.
Pensé que sería Kyle, que tal vez me estaba esperando y al no verme llegar se había desesperado.
Estaba apunto de responder y decirle que estaba afuera cuando ví el número.
Era un número que no reconocía, dude un segundo en contestar pero opte por hacerlo tal vez era una emergencia.
-Si? - dije dudoso
-Soy yo...- era una voz femenina, una voz que no podría olvidar nunca, una voz que guardaba muy adentro de mi memoria - estoy aquí, necesito verte - dijo al fin.
Era ella, del otro lado del teléfono pero seguía siendo ella.
¿Quién estará del otro lado del teléfono? Algunas veces recibes llamadas inesperadas Will.

De nuevo tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora