Capítulo 12

805 95 16
                                    

Desde el momento que tuve amigos humanos me sentía fatal cuando mordía a alguien o incluso de ver a mis padres hacerlo. La única razón por la que lo hacía era para saciar esa sed que me acompaña desde aquel día, una sed que duele y reseca tu cuerpo sino consumes la sangre que pide. Con animales es diferente, no se tiene la misma satisfacción que se logra al consumir sangre de humanos. Aparte el sabor es más agradable.
Al ser vampiro tengo que vivir como vampiro, dormir de día, cazar de noche, consumir sangre, evitar el amor con un humano y muchas cosas más.

Esa noche fuimos al hogar de una pequeña familia. Era una pareja con su primer hijo, la criatura apenas era un bebe. Sus padres lo dejaron en un cuarto y se retiraron. Nosotros mirábamos a través de la ventana que se encontraba en frente de la cuna de aquél bebe todo lo que hacían. Cuando por fin se quedó solo, mi padre entró, pensé que iría por aquellas personas, pero, no lo hizo. Se quedó de pie en el cuarto observando a la criatura que se empezaba a dormir. Lo empezó a acariciar mientras caminaba al rededor de la cuna, extendió la gran capa que llevaba puesta sobre él y el pequeño, no nos dejó ver lo que hacía en ese momento a mi madre y a mí, supuse que se lo comería, pero, al quitarse la gran capa de encima me di cuenta que traía al bebe en brazos ya convertido. El pequeño estaba demasiado lívido y sus ojos lucían de un tono diferente, más oscuro.
Mi padre nos miró y nos dijo:
-Se ha unido un nuevo integrante a la familia.
No esperaba que hiciera eso, no encontraba la razón por la que lo halla hecho.

Vampiros ocultos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora