Capítulo 1

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Se llegó el día en que tenía que ir a la escuela después de tanto tiempo. No había vuelto a asistir desde que fui convertida en lo que soy.

Estaba muy nerviosa, no recordaba como interactuar con humanos de "mi edad", temía no agradarles y que me trataran mal por eso, soy más fuerte que ellos, pero no quería dañar a nadie, porque a causa de eso iban a saber lo que soy y es algo que todo vampiro debe ocultar.

Mi madre me llevó en su auto y me dejó en la entrada de la enorme preparatoria. El auto lo había conseguido apenas una noche anterior con una de sus víctimas. Fuimos al hogar de un habitante de la ciudad, mi madre entró a la casa, mordió al humano en el cuello dejándolo muerto y tomó algunas cosas personales entre ellas el auto.

Abrí la puerta de entrada de aquella escuela, al entrar en frente de mí se encontraba un patio de cemento enorme donde había mucho jóvenes y algunas personas mayores las cuales supuse que eran los maestros. Alrededor de ese patio se concurrían varios salones, algunos con doble piso. Caminé por el lugar dirigiéndome a un salón en especial que en la parte superior decía en letras grandes: DIRECCIÓN.
Allí me iban a decir cuál iba a ser mi salón de clases.
En el recorrido para llegar a mi salón, los demás jóvenes me miraban muy extraño, por un momento pensé que sabían lo que era -un vampiro- pero luego me fui dando cuenta que sus atuendos eran muy coloridos,  en cambio mi ropa era muy diferente a la de ellos, pues claro, de otra época, se miraba vieja y tal vez eso era lo que llamaba su atención. Cuando por fin llegué y entré al salón fue difícil elegir un lugar donde sentarme, había seis filas de pupitres, en el punto donde me encontraba, no se alcanzaba a ver un lugar desocupado. Llegó el profesor y yo seguía de pie, entonces él se ocupó en conseguir un asiento para mí, en ese momento moría de pena, todos me miraban.

Después de dos largas y aburridas clases sonó el timbre para tomar un descanso, escuchaba que los demás le llamaban receso.

A mí me daba igual salir o permanecer en el salón, de todas formas no tenía amigos pero igual salí. Caminé por el pasillo, bajé los escalones y me dirigí a un patio muy diferente al que estaba en la entrada principal, pues éste era de pasto, un pasto muy verde y fresco podado a la perfección. Me senté y saqué de mi lonchera el lonche que mi madre se encargó de conseguir para mí, era una pieza de pan alargada con un corte en donde colocaron una salchicha, hot-dog le dicen, que en lugar de salsa de tómate tenía sangre humana para saciar un poco mi sed, nadie lo notaría a excepción de que lo probaran.

Estaba tan concentrada probando mi perro caliente y en eso sentí como alguien llegó por atrás de mí y me tapó los ojos cegando mi vista, yo no hice nada, y ni tampoco me asusté, si se tratara de un ataque probablemente me hayan llegado de otra forma mas agresiva, solo esperé para ver que pasaba. Sus manos eran suaves y estaban algo tibias, húmedas de sudor de esas veces que cierras el puño por algunos minutos. Me llegaba su aroma, era único, un aroma agradable, quién diría que nunca lo olvidaría.
Después de un momento apartó sus manos de mis ojos, entonces lo miré. Era alto, delgado, su cabello era oscuro al igual que sus ojos, lo noté cuando me miró y con pena en su rostro se disculpó, me había confundido con otra persona.
Su mirada era tierna, se notaba que él era una buena persona así que le dije que no había problema. Después de la disculpa se sentó a mi lado y se presentó, su nombre era Velkan, hasta su nombre era hermoso.

Terminé de comer, él seguía ahí conmigo, entonces me puse de pie y él lo hizo también, después nos dirigimos al salón platicando sobre nosotros, nos íbamos conociendo mejor.
Me sorprendió saber que no lo haya mirado antes a pesar de que hayamos estado en el mismo salón las clases anteriores, tal vez mis nervios me impidieron ver fijamente a las personas.

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